Apocalipsis
¡Por fin explicado!
¡Señales, sellos, símbolos, copas, visiones, trompetas, tronos, plagas, ángeles, bestias, cabezas, cuernos, testigos, ayes, guerras, números, multitudes, mensajes y misterio! Apocalipsis contiene todos estos términos. Pero, ¿qué significan?
La mayoría piensan que el libro de Apocalipsis está sellado, cerrado al entendimiento. Es llamado un libro misterioso sin significado. No obstante, es un libro completo de importante — y vital — significado. Éste está lleno de respuestas. ¡Los términos anteriores pueden ser abiertos! Pueden ser entendidos — ¡y este revelador folleto contiene las claves necesarias!
Usted será intrigado — incluso fascinado — por la claridad de lo que puede saberse del libro de Apocalipsis. Los acontecimientos se están dirigiendo a un culminación final — ¡un tremendo clímax! Usted puede saberlo.
Una tercera parte de la Biblia es profecía — ¡el futuro escrito por adelantado! La Biblia contiene aproximadamente 750.000 palabras, con aproximadamente 250.000 dedicadas a muchas, muchas profecías. Casi la mitad de los libros del Antiguo Testamento están incluidos, ya sea en los llamados profetas “mayores” (Isaías, Jeremías, Ezequiel), o “menores” (Oseas, Joel, Amós, Jonás, Miqueas, etc.).
El apóstol Pablo explicó que la Iglesia del Nuevo Testamento estaba “…edificada sobre el fundamento de los apóstoles y profetas” (Efe. 2:20). Reconozca que, puesto que la Iglesia permanece en las palabras de los profetas, los cristianos deben entender las profecías. Si Dios ordena a los hombres “vivir por toda palabra de Dios” (Mat. 4:4; Luc. 4:4; Deut. 8:3), ¡Él no excluiría un tercio completo que es profecía!
El profeta Daniel habló de un tiempo cuando “…muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará” (12:4). Posteriormente, hablando del tiempo del fin, él dijo, “…los entendidos comprenderán” (vs. 10).
Cristo parafraseó directamente a Daniel en la profecía del Nuevo Testamento del Monte de los Olivos. Es ahí donde Él respondió la pregunta de los discípulos sobre la secuencia de los eventos a ocurrir al “fin de la era”. Él reforzó las declaraciones de Daniel sobre esos eventos al decir: “El que lee, entienda” (Mat. 24:15).
Dios ha abierto — ¡revelado! — a Sus siervos lo que está por venir. Él quiere que usted entienda. Él no quiere que usted esté confundido, ignorante o temeroso del futuro.
Entonces, ¿qué han de entender los sabios? Existen llaves importantes, las cuales abren las profecías bíblicas. ¡Pero el mundo nada sabe acerca de ellas! No es de extrañar que tantos afirmen que el significado de Apocalipsis no puede ser explicado. ¿Cómo podrían ellos entender sin las llaves?
Imagínese. Cuarenta y dos por ciento de americanos actualmente creen que pueden consultar a los muertos sobre asuntos que involucran el futuro. Pero la humanidad se rehúsa a buscar y consultar a Dios. Sólo Él puede revelar el futuro. La humanidad no puede, a través de la inteligencia, el razonamiento humano o el descubrimiento científico, saber o discernir los eventos por venir. Y muchas personas “religiosas” creen que el libro de Apocalipsis no ofrece ayuda de cualquier manera, porque no puede ser entendido.
Pero Dios está trabajando en un Plan Maestro, que involucra a cada ser humano. Sin embargo, Daniel 12:10 añade: “…ninguno de los impíos entenderá”, ¡porque Dios no revela Su plan a aquellos que no le obedecen!
Salmos 111:10 dice: “Buen entendimiento tienen todos los que practican Sus mandamientos”. ¡Dios sólo le da entendimiento a los que hacen lo que Él dice!
Apocalipsis significa una revelación
Después que Daniel terminó de registrar la profecía, le pidió a Dios que explicara lo que ésta significaba. Aunque Daniel fue usado para registrar el libro, aun él no lo entendió (12:8): “Y yo oí, mas no entendí”. Dios le respondió, “Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin ” (vs. 9 — la traducción Moffat es aún más fuerte al traducir esto “hasta la crisis del fin”).
Aunque a Daniel no le fue permitido entenderlo, ¡los que viven en el tiempo del fin pueden entender! ¡Y hemos visto que los sabios entienden!
Veremos que esta asombrosa revelación de los eventos futuros fue sellada con siete sellos separados. Es crucial entender otro punto clave: ¡Los siete sellos en la mano de Dios esencialmente abarcan todo excepto los dos últimos capítulos del libro! Los siete sellos son abiertos uno a uno, en secuencia. Cada uno revela eventos futuros antes que sucedan. Sólo Cristo está calificado para remover los siete sellos y abrir el libro al entendimiento.
La palabra griega apocalypse es traducida como “revelación”. La palabra en español en realidad significa revelar — no encubrir, esconder, ocultar o cerrar. La definición del diccionario para revelación es: “El acto de revelar o dar a conocer; algo revelado, especialmente una exhibición dramática de algo que previamente no se conocía o comprendía”.
En el primer versículo del libro, el apóstol Juan registró las palabras de Cristo: “La revelación de Jesucristo… para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”. Casi al final del libro, Apocalipsis 22:10 dice: “No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca”.
Comprenda las palabras de Juan. ¡El tiempo para entender el libro de Apocalipsis está cerca ahora!
Dios revela un marco básico para entender los eventos futuros. Este marco es establecido principalmente en Daniel y Apocalipsis. Daniel, registrado más de 600 años antes, prepara el escenario para el más largo y más detallado libro de Apocalipsis, el cual describe eventos que no son encontrados en ningún otro lugar de la Biblia.
Apocalipsis delinea una larga serie de eventos que se relacionan unos con otros en un flujo continuo — abarcando una historia completa. Estos ocurren en orden de secuencia de tiempo. (El centro de este folleto contiene dos gráficas de visión general — una reseña y una historia — a las cuales el lector puede referirse ocasionalmente.) Además, Cristo inserta periódicamente ciertos eventos dentro del curso de Apocalipsis. ¡Usted entiende ahora la primera llave para abrir el libro!
Capte este punto central y totalmente importante. Aunque hay llaves para entender Apocalipsis, ¡el libro mismo es la llave más grande para entender casi todas las otras profecías en la Biblia!
Las señales de la venida de Cristo son paralelas a los siete sellos
Una de las reglas básicas del estudio de la Biblia es dejar que la Biblia siempre se interprete a sí misma. Esto probablemente nunca fue más cierto que en el libro de Apocalipsis. Esto será hecho conforme progresemos a través de la apertura de los siete sellos.
Puesto que Juan ve muchos símbolos, necesitamos poder entender los eventos reales que ellos representan. De otra manera, no sabremos lo que está siendo descrito.
¿Cómo hacemos esto?
Marcos 4:10-12 y Mateo 13:10-15 tienen otra llave para entender cómo es que Cristo enseña. En ambos lugares, Él explicó que habló en parábolas a fin que Sus verdaderos siervos lo entendiesen — ¡pero los demás no! Lea cuidadosamente estos versículos: “Cuando estuvo solo, los que estaban cerca de Él con los doce le preguntaron sobre la parábola. Y les dijo: A vosotros os es dado saber el misterio del reino de Dios; mas a los que están fuera, por parábolas todas las cosas; para que viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no se conviertan, y les sean perdonados los pecados” (Marcos 4:10-12).
¡Note exactamente lo que Cristo dijo! Sólo Sus siervos podían entender Su verdadero significado. Otros podían pensar que lo entendían — ¡pero no pueden entenderlo!
Cristo nunca deja a Sus siervos en la oscuridad sobre los asuntos que Él quiere que entiendan. Pero Él los registra en maneras que los mantengan ocultos de la vista de todos los demás. Esto le ayudará a usted a ver porqué tan pocos entienden un libro que ha sido leído por tantos.
Ya hemos tocado el principio de que los “malvados” (injustos) no entienden los eventos al cierre de la era. Pero aquellos que tienen el Espíritu de Dios (Hechos 5:32; Juan 16:13) sí entenderán. Sólo a través del Espíritu de Dios que guía a aquellos que le están obedeciendo pueden entender la verdad. Reconocer y aceptar estos dos versículos es de vital importancia para cada lector de este folleto — y del libro de Apocalipsis. Todos los que no buscan obedecer a Dios, aunque puedan buscar sinceramente entender las muchas verdades de la profecía bíblica, están desperdiciando su tiempo.
Jesús explicó, en lenguaje simple y claro, los eventos claves de los últimos días que preceden y llevan al tiempo de Su segunda venida. Recuerde, los discípulos de Jesús le preguntaron en privado: “Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de Tu venida, y del fin del siglo [la era]?” (Mat. 24:3; Luc. 21:7).
Debemos examinar brevemente el capítulo crítico de Mateo 24 para más pistas vitales, que explican los símbolos que estudiaremos en Apocalipsis. Cristo dio una lista de seis eventos diferentes que han de suceder antes de Su segunda venida. Ellos son precisamente paralelos con los que leeremos comenzando con Apocalipsis 6.
Primero — falsos profetas y falsos cristos (vs. 5). Segundo — guerras (vs. 6) a lo largo de la era, culminando en el tiempo del fin con guerra mundial (vs. 7). Tercero — hambres (vs. 7). Cuarto — pestilencias (vs. 7). Es en este punto que Cristo inserta una referencia a la destrucción de Jerusalén, en el año 70 D.C., porque esto era un precursor, o tipo, del aún futuro asedio a Jerusalén y la final “batalla de Armagedón” (revise Mateo 24:17-28 con Lucas 17:30-37). Por consiguiente, Mateo 24:9-28 (también Lucas 21:12-24) se aplican al período del año 70 D.C., — pero sólo como un tipo precursor del tiempo del fin, ¡al cual se refiere su advertencia literalmente!
Quinto, en Mateo 24:21-22, Cristo explica que ocurre la Gran Tribulación. Sexto, son las señales celestiales (vs. 29) — cuando las estrellas caen y el sol y la luna son oscurecidos. La señal de la venida de Cristo (vs. 30) ocurre en ese mismo tiempo. Su venida real es inmediatamente después de esto.
Ahora examinaremos a Apocalipsis, capítulo por capítulo.
Capítulo 1: Cristo es el Revelador y el tema del libro
Entender quién es el verdadero autor de Apocalipsis — y entender el tema críticamente importante, la parte central del libro, es vital. Sin estas llaves, muchos se han empantanado en sus argumentos acerca de si el “Día del Señor” (vs. 10) es una referencia al domingo — o si Juan, en vez de Cristo, es el autor del libro.
¿Por qué casi todos se refieren a este libro como “La revelación de San Juan el Divino”? En ninguna parte se refiere a Juan como divino o el Revelador.
Note: “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a Sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de Su ángel a Su siervo Juan, que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto” (vs. 1-2).
¿Notó usted que el libro de Apocalipsis contiene las palabras de Jesucristo, como el Revelador y no las palabras de Juan? Juan fue simplemente un escriba — un secretario tomando dictado.
Cualquiera que examine cuidadosamente este versículo verá claramente que la Revelación se originó con Dios (el Padre), quien se la dio a Cristo. Cristo envió y relató la revelación a través de Su ángel, quien después se la dio a Juan: “que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto” (vs. 2). Juan simplemente registró estos eventos, preservándolos para los siervos de Jesucristo — Su Iglesia del tiempo del fin.
Tan pronto como el libro fue copiado y canonizado (cerca del año 100 D.C.), los fundadores de la iglesia universal en desarrollo en Roma negaron su origen. La muy facultada y famosa 11ª edición de La Enciclopedia Británica dice: “En vez de esto [Apo. 1:1] la Iglesia sustituyó el nombre del discípulo a través de quien fue entregado el mensaje por el de su Maestro, y designó nuestro Apocalipsis como ‘El Apocalipsis de Juan’. Este título era familiar antes del fin del segundo siglo” (vol. 23, p. 212).
Si las mejores mentes del mundo no pueden siquiera discernir el título correcto del libro — y su Autor — ¿cómo podrían discernir su mensaje?
Cristo usó a Juan para “dar testimonio de” (vs. 2) — escribir — lo que Él estaba revelando. En pocas palabras, Juan escribió tres cosas: (1) La palabra de Dios, (2) el testimonio directo (las palabras) de Cristo, y (3) lo que él vio en visión.
Con este antecedente, usted entiende ahora la introducción del libro.
El tema
La mayoría de los eruditos generalmente suponen que el término “el Día del Señor” es, de hecho, una referencia al venidero día de ajuste de cuentas, o de juicio sobre el mundo, de Dios — ¡el día del Señor!
No obstante, casi nadie entiende la verdad. Sin el entendimiento correcto de este versículo en el pensamiento de alguien, el libro completo no tendrá sentido. Leer Apocalipsis se convierte en un ejercicio infructuoso.
Ahora note el versículo 10. Este versículo en realidad revela el enfoque central o tema del libro completo. Entienda que Juan vivió hace 1.900 años — mucho antes que los eventos de este libro hubieran de ser cumplidos. Él escribió:“Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta”.
Siglos de controversias han surgido de esta referencia, porque las personas discuten sobre qué día de la semana se está refiriendo Juan. La presunción es que él está hablando acerca del domingo, aunque la profecía no dice nada parecido. Este versículo nada tiene que ver con el domingo — ¡y no es una referencia a día alguno de la semana! El día de la semana en el que Juan pudo haber recibido esta profecía es irrelevante.
El “Día del Señor” está hablando aquí del comienzo del periodo general de los problemas del mundo. Esto incluye la Gran Tribulación y el Día del Señor de un año de duración. Más de treinta profecías diferentes del Antiguo Testamento se refieren al “grande y terrible día del Señor”.
El profeta Joel habla de ese día. He aquí una pequeña porción de cómo describe ese día: “Tocad trompeta en Sion, y dad alarma en Mi santo monte; tiemblen todos los moradores de la tierra, porque viene el día del Eterno, porque está cercano. día de tinieblas y de oscuridad, día de nube y de sombra; como sobre los montes se extiende el alba, así vendrá un pueblo grande y fuerte; semejante a él no lo hubo jamás [este es el peor tiempo en la historia], ni después de él lo habrá en años de muchas generaciones. Delante de él consumirá fuego, tras de él abrasará llama; como el huerto del Edén será la tierra delante de él, y detrás de él como desierto asolado; ni tampoco habrá quien de él escape” (2:1-3).
El profeta Sofonías es aún más gráfico: “Calla en la presencia del Eterno el Señor, porque el día del Eternoestá cercano; porque el Eterno ha preparado sacrificio, y ha dispuesto a sus convidados. Y en el día del sacrificio del Eterno castigaré a los príncipes, y a los hijos del rey, y a todos los que visten vestido extranjero. Asimismo castigaré en aquel día a todos los que saltan la puerta, los que llenan las casas de sus señores de robo y de engaño. Y habrá en aquel día…” (1:7-10).
Unos versículos después, Sofonías da más comprensión de cuán terrible será este tiempo. Considere este cuadro sobrio: “Cercano está el día grande del Eterno , cercano y muy próximo; es amarga la voz del día del Eterno ; gritará allí el valiente. Día de ira aquel día, día de angustia y de aprieto, día de alboroto y de asolamiento, día de tiniebla y de oscuridad, día de nublado y de entenebrecimiento, día de trompeta y de algazara… Y atribularé a los hombres, y andarán como ciegos, porque pecaron contra el Eterno; y la sangre de ellos será derramada como polvo, y su carne como estiércol” (vs. 14-17).
Esto representa una descripción horrible. El versículo 18 se refiere a este tiempo como “el día de la ira del Eterno”. El versículo 17 identifica la causa de la ira de Dios: “porque [toda la humanidad] pecaron contra el Eterno”.
Los eventos aquí representados — el tiempo del castigo de Dios — son casi más horribles y aterradores de lo que las palabras pueden describir. Ese día literalmente le pertenece a Dios. La conducta del hombre ha hecho enojar a Dios. Y Él intervendrá pronto en los asuntos de este mundo y enviará plagas horribles sobre una humanidad pecadora.
El Día del Señor es el tiempo verdaderamente terrible de los castigos, plagas y juicios de Dios en la culminación de 6.000 años en que la humanidad ha practicado el pecado. ¡Cristo, a través de Juan, está revelando a Sus siervos lo que ocurre antes — y a través de — Su retorno!
Ezequiel 8:3 da más comprensión acerca de cómo Juan pudo ser transportado 1.900 años al futuro: “Y el Espíritu me alzó entre el cielo y la tierra, y me llevó en visiones de Dios a Jerusalén”. Al igual que Ezequiel, Juan estaba en visión — “en el espíritu” — desde la isla de Patmos, donde él registró la Revelación. Dios proyectó a Sus siervos (a través de visiones) a eventos futuros importantes para que ellos pudieran registrarlos.
Estamos en el tiempo del fin, cuando Dios quiere que Sus siervos entiendan los últimos eventos que preceden al retorno de Cristo. El libro de Apocalipsis no habla de eventos desconocidos en el pasado distante. Éste advierte de eventos colosales que surgen de los problemas mundiales que afectan a las masas de la humanidad vivas hoy. Entienda que el Día del Señor es la imponente parte central del libro completo. Así, esto ha requerido más explicación para poder entender lo que leeremos en el resto de este folleto.
En Apocalipsis 1:3, Dios dice: “…el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan [obedecen] las cosas en ella escritas” son “bienaventurados”. ¿Cuál sería el punto de este versículo si Dios no quisiera que el lector — “el que oye”; el que “guarda” (obedece) — lo entendiera? Ésta es una declaración importante para todos lo que leen el libro. ¡Esto lo incluye a usted!
Los versículos 14-16 son una descripción directa de Cristo, como Él existe ahora en toda Su gloria. Este es un cuadro inspirador. Tome un momento para meditar al respecto — y cómo éste está muy lejos de la imagen común del “Cristo” falso popular de este mundo con cabello largo, de complexión abatida y con rostro triste: “Su cabeza y Sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; Sus ojos como llama de fuego; y Sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y Su voz como estruendo de muchas aguas. Tenía en Su diestra siete estrellas; de Su boca salía una espada aguda de dos filos; y Su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza”.
Hay dos tipos de símbolos usados en el primer capítulo de Apocalipsis. Uno es mencionado en el versículo 12, donde Juan vio “siete candeleros de oro”. También, en el versículo 16, él vio “siete estrellas” en la mano de Cristo.
Su significado es explicado al sólo continuar leyendo el contexto. La explicación está en el versículo 20: “El misterio de las siete estrellas que has visto en Mi diestra, y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias”.
¡Recuerde, la Biblia se interpreta a sí misma! Y sólo hemos introducido el tema de los siguientes dos capítulos.
Capítulos 2 y 3: Los mensajes a las siete Iglesias
Los capítulos 2 y 3 contienen los mensajes de Cristo a siete iglesias diferentes en Asia Menor — hoy Turquía occidental. Combinados, estos mensajes representan el primer mensaje general del libro. Estos están dirigidos a las siete eras sucesivas, o etapas, de la Iglesia y abarcan todo el período del Nuevo Testamento — ¡desde el tiempo en que Cristo edificó Su verdadera Iglesia (Mat. 16:18) en el año 31 D.C., hasta Su segunda venida! Dios ha escogido trabajar con Su Iglesia a través de eras sucesivas. Cada mensaje contiene una breve descripción de Cristo de la condición espiritual de estas siete eras consecutivas de la Iglesia.
Estos mensajes no son dirigidos a las muchas, bien conocidas y respetadas denominaciones del cristianismo profeso de este mundo. Éstos están dirigidos a la única y verdadera Iglesia de Dios. Los hombres nunca han entendido los mensajes, porque nunca han reconocido cómo identificar a la Iglesia de Dios.
Todas son descritas como teniendo su propio conjunto único de problemas doctrinales y espirituales (Esmirna y Filadelfia son excepciones) que finalmente llevan a Cristo a levantar un nuevo líder para establecer la era siguiente. Estas eras son conocidas como Éfeso (2:1), Esmirna (2:8), Pérgamo (2:12), Tiatira (2:18), Sardis (3:1), Filadelfia (3:7) y Laodicea (3:14).
Estas eran realmente siete ciudades que estaban cerca una con la otra (en ese orden) sobre una ruta postal en Asia Menor. Dios sabía que cada ciudad reflejaría una actitud correspondiente, existente en la era a la que representa. Cristo pudo usarlas para mostrar un patrón que abarcaría los 2.000 años de historia de Su Iglesia.
La historia muestra que la mayoría en cada una de esas eras no escuchó las advertencias dirigidas a ellos por Cristo. Esto nunca fue más cierto que al final de la era. Aunque la Iglesia ha progresando ahora hacia la deplorable séptima (o última) era, conocida como Laodicea, los hermanos más fieles de la Iglesia de Dios hoy son un remanente de la sexta era de Filadelfia. Ellos se mantienen separados de la séptima y tibia era. (Lea nuestro folleto ¿Dónde está la Iglesia de Dios? y nuestro libro ¿Dónde está la verdadera Iglesia? — ¡Y su increíble historia!)
Capítulo 4: Ante el trono de Dios y los veinticuatro ancianos
Los capítulos 4 y 5 representan la preparación para la parte central de Apocalipsis, la cual sigue a continuación. Éstos preparan el escenario para revelar las grandes profecías que explican el tema del libro.
En el versículo 1, Juan describe una puerta abierta en el cielo y una invitación de una gran voz para “subir” para que se le muestren las cosas “que han de ser después de estas”. Entienda que Juan estaba realmente en una pequeña isla (Patmos) en el Mar Mediterráneo y todo lo que él vio estaba ocurriendo en visión. Él no estaba literalmente en el cielo.
En el versículo 2, Juan vio al Padre sobre Su trono, introduciéndolo y presentando un cuadro magnífico del escenario en el que Dios existe. Rodeándole hay 24 “tronos” más (tronos menores), ocupados por “veinticuatro ancianos”.
Es importante estudiar este capítulo con el capítulo 5, porque ambos presentan un cuadro descriptivo de cuatro “bestias” (criaturas vivientes), así como los veinticuatro ancianos — y Jesucristo, como el Cordero de Dios (vs. 6), parado delante del trono de Dios.
Este escenario inspirador describe el entorno — la atmósfera — la belleza magnífica — del trono de Dios. ¡La descripción es simplemente impresionante!
Capítulo 5: Cristo quita los sellos de la profecía
El versículo 1 describe al Padre sosteniendo el libro completo de Apocalipsis (con siete sellos sobre él) en Su mano derecha. ¡En este punto, el libro (en realidad un rollo o pergamino) está aún sin abrir — sellado — cerrado! Ahora note: “Y vi en la mano derecha del que estaba sentado sobre el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos”.
El siete es el número de completo para Dios — y, por supuesto, el libro también estaba completamente sellado. Esto quiere decir que el significado de la profecía ha permanecido oculto de la vista — ¡no disponible a la humanidad! Ni siquiera ha sido posible leerlo correctamente en la secuencia apropiada, mucho menos entenderlo.
Aquí está la descripción: “Y vi a un ángel fuerte predicando en alta voz: ¿Quién es digno de abrir el libro, y de desatar sus sellos? Y ninguno podía, ni en el cielo, ni en la tierra, ni debajo de la tierra, abrir el libro, ni aun mirarlo. Y yo lloraba mucho, porque no se había hallado ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo (vs. 2-4).
El relato revela que nadie está calificado para abrir el libro. Si tan sólo los hombres simplemente le creyeran a Dios, no habría habido tantos hombres, a través de los siglos, dando sus interpretaciones de una profecía que no puede ser posiblemente entendida. Como Daniel, que registró una profecía que no entendió, Juan tampoco pudo comprender esta profecía. Él realmente lloró porque no veía manera alguna de abrir el libro (vs. 5).
¡Es en este punto cuando Cristo, y sólo Cristo (no algún ser humano), es estimado “digno” de QUITAR LOS SELLOS DEL LIBRO!
¡Entienda esto! La interpretación del libro de Apocalipsis no es la interpretación de La Iglesia de Dios Restaurada, o de alguna persona dentro de ésta, incluyéndome. Ningún hombre es capaz de abrir una sola profecía en este libro.
El libro de Apocalipsis ha estado disponible en español desde que la versión Reina-Valera fue traducida del griego original en 1569. Así, en la superficie, este es un punto difícil de entender porque, por supuesto, muchos han abierto la Biblia en este libro y han leído todos sus 22 capítulos. Pero ellos no lo han entendido correctamente. Porque no han creído al capítulo 5 — que Jesucristo es la única autoridad para quitarle los sellos al libro. Infinitas “interpretaciones” que difieren, compiten, son ideadas por los hombres y crean mucha confusión, han flotado por casi 2.000 años. Los novelistas populares modernos sólo han empeorado las cosas.
No se confunda acerca de quién es el único que puede abrir este libro para un entendimiento correcto. Recuerde, el libro de Daniel es un acompañante de todas las principales profecías de Apocalipsis, y su libro fue “sellado hasta el tiempo del fin” (12:9).
Cristo revela el significado de estas profecías: “Y vino, y tomó el libro de la mano derecha de aquel que estaba sentado en el trono” (Apo. 5:7).
Los veinticuatro ancianos son explicados
Notemos algo más sobre los veinticuatro ancianos — y aclaremos un malentendido que ha existido acerca de quiénes y qué son ellos.
Primero lea las referencias adicionales del capítulo 5: “Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque Tú fuiste inmolado, y con Tu sangre nos [los] has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos [los] has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos [reinarán] sobre la tierra” (vs. 8-10).
Algunos dicen que los veinticuatro ancianos son tomados de seres humanos salvos. Esta idea viene de una mala traducción de las palabras escritas en cursiva. Esas palabras deben ser remplazadas por las palabras entre corchetes. Vea la Versión Reina Valera Contemporánea y también la Biblia de las Américas. Ambas lo traducen correctamente.
Esos ancianos son seres espirituales creados por Dios para que sean Sus consejeros. Ellos probablemente fueron creados antes de la creación física, junto con los querubines (Miguel, Gabriel y Lucifer — quien se convirtió en Satanás), los serafines, los cuatro seres vivientes y los billones de otros ángeles (vs. 11) que sirven a Dios.
Es imposible que los veinticuatro ancianos sean santos resucitados. Jesús dice: “Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo” (Juan 3:13). ¡Sólo cuando Cristo regrese a la tierra les será dada inmortalidad a los cristianos (I Cor. 15:23)!
Los veinticuatro ancianos gobiernan con Dios en el cielo, teniendo un papel de consejeros para Él. Los santos resucitados gobernarán sobre la tierra (Apo. 20:4; Mat. 5:5; Dan. 7:27). Aunque la visión que Juan vio es abierta en el cielo, ésta refleja eventos que ocurrirán “sobre la tierra”.
Capítulo 6: Los sellos son abiertos
Ahora llegamos al críticamente importante capítulo 6 — y el comienzo de la remoción, uno por uno, por parte de Cristo de cada uno de los siete sellos.
Primero, entienda de nuevo que, comenzando con el capítulo 6, la apertura de los siete sellos abarca los próximos 15 capítulos del libro. Pero debido a que el capítulo 6 explica seis de los siete sellos, obviamente ellos no reciben individualmente una gran cantidad de espacio. El séptimo sello es tan importante — y tan multifacético — que Dios le dedica mucho espacio a su explicación completa. ¡La mayor parte del resto del libro está dedicado sólo al séptimo sello!
Esta es otra clave para entender el libro completo.
¡El mundo ve el Apocalipsis como un mensaje místico y uno críptico de condenación! Los primeros cuatro sellos son representados por cuatro jinetes, sobre cuatro caballos de diferentes colores. Desde luego, mucho se ha dicho y escrito sobre ellos. Pero “los cuatro jinetes del Apocalipsis”, como se les menciona comúnmente, son aun vistos como horrores misteriosos e inexplicables que serán desencadenados sin advertencia sobre el mundo.
Para entender claramente el primer sello de Apocalipsis 6:2, debemos aceptar un hecho básico. Recuerde, el término griego apocalypse significa simplemente “revelación”. Así que expliquemos ahora lo que ha de ser revelado — los siete sellos.
Leeremos la descripción de cada sello antes de discutirlo. ¡Recuerde, Dios quiere que Sus siervos — “los sabios” — entiendan!
El primer sello — FALSOS CRISTOS
Examinemos ahora el primer sello: “Vi cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes decir como con voz de trueno: Ven y mira.Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer” (vs. 1-2).
Lo que Juan registra está escrito en símbolos. Él no habla en lenguaje claro. Es imposible entender estos símbolos al simplemente volver a leer Apocalipsis 6 una y otra vez hasta que el significado correcto de alguna manera “aparezca en su cabeza”.
Es absolutamente crítico reconocer que una lista infinita de interpretaciones humanas está disponible sobre lo que este caballo y los otros representan. Pero, una vez más, la Biblia interpreta a la Biblia. ¡Debemos permitirle a Cristo que explique lo que Él está abriendo! Nadie más tiene autoridad para hablar de lo que Dios le dio a Cristo — ¡y le autorizó a revelar!
Cristo interpreta
Cristo revela el significado del caballo blanco. Recuerde que Sus discípulos le preguntaron en Mateo 24: “… ¿cuándo serán estas cosas, [la destrucción del templo] y qué señal habrá de Tu venida, y del fin del siglo?” (vs. 3).
Entienda que Cristo está hablando tanto en Mateo 24 como en Apocalipsis 6. Él está abordando las mismas preguntas en ambos capítulos. Él responde a Sus discípulos listando, en secuencia y orden de tiempo, los eventos y las tendencias que preceden al fin de la era — y por lo tanto de Su venida.
Note ahora que hay un paralelo exacto entre Apocalipsis 6:1-2 y Mateo 24:4-5: “Y respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo [que Cristo es Cristo]; y a muchos engañarán”. ¡Esto es correcto! Cristo advirtió que muchos serán engañados por aquellos que dicen representarlo — y no pocos.
El caballo blanco que Juan describió representa falsos “cristos”. He aquí la prueba. El que está sentado sobre este caballo es en realidad una falsificación del verdadero Cristo y una falsificación de Su segunda venida, descrita en Apocalipsis 19:11-16. Ahí, el verdadero Cristo empuña una espada aguda de dos filos, mientras que el falso cristo está representado como llevando un arco. ¡No pase por alto esta diferencia crítica!
Aquí está una descripción parcial del verdadero Cristo regresando en gran poder y gloria. Aunque sí se le muestra cabalgando en un caballo blanco, el resto de la descripción es muy diferente: “Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea… De Su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y Él las regirá con vara de hierro; y Él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso” (vs. 11-15).
Considere por un momento. La mayoría de quienes estudian Apocalipsis creen que el caballo blanco del primer sello ilustra al verdadero Cristo, viniendo antes de que la guerra, el hambre y las enfermedades, etc., golpeen la tierra. ¡Qué ridículo! Tal ignorancia y mal entendimiento ha oscurecido el tiempo del regreso glorioso de Jesucristo, descrito en Apocalipsis 19:11-16. Ésta no es sino una forma más que la religión falsa — el otro caballo blanco — ha engañado al cristianismo profeso.
Capítulos paralelos
Antes de proseguir, leamos más de la respuesta de Cristo a Sus discípulos en Mateo 24. Esto nos preparará para ver más allá el paralelo preciso entre ella y Apocalipsis 6.
Note cuidadosamente: “Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores” (vs. 6-8).
Cristo da una respuesta directa a una pregunta directa. Los eventos que Él describe no requieren interpretación. De hecho, éstos son la interpretación de Cristo de Apocalipsis 6. Al tenerlas en mente a medida que leamos la apertura de los sellos restantes, tenemos a Cristo diciéndonos por anticipado lo que estamos viendo — y lo que significan los símbolos. Todo misterio es eliminado.
El mismo Cristo no daría dos versiones diferentes de lo que sucede inmediatamente antes de Su regreso. ¡Él no les diría una cosa a Sus discípulos del primer siglo y les daría una explicación completamente diferente a Sus siervos del siglo XXI! Esto debería de ser obvio.
Pero es importante entender que sólo AHORA, después de casi 2.000 años, el libro de Apocalipsis puede ser abierto al completo entendimiento para todos aquellos que escuchen. Las palabras siempre han estado ahí, pero su significado ha estado “sellado hasta el tiempo del fin”.
¡Capte lo que acabe de leer!
En efecto, Cristo ha dado un noticiero por adelantado — titulares de periódico — de eventos que ahora están justo delante. Mateo 24, junto con Marcos 13 y Lucas 21, conforman lo que comúnmente es llamado “La profecía del Monte de los Olivos”, porque Cristo la pronunció mientras estaba sentado con Sus discípulos en el Monte de los Olivos. La totalidad de estos tres capítulos contiene mucha más información que sólo Mateo 24:3-8. Pero aún no estamos preparados para discutirla.
En Juan 1, Cristo es mencionado como “el Verbo”. Compare el versículo 1 y el versículo 14. “El Verbo” es traducido de la palabra griega logos, que significa “Vocero”. En realidad, ¡Jesucristo no sólo inspiró Mateo 24 y Apocalipsis 6, sino también la Biblia completa!
Para aquellos con “ojos para ver y oídos para oír”, en Mateo 24, Cristo está revelando en lenguaje claro el verdadero significado de los símbolos registrados en Apocalipsis 6.
¡Entender la última oración es la clave singular más grande para entender el libro completo de Apocalipsis!
Las parábolas son muy parecidas a los símbolos. Ambos son distintos de las cosas o figuras reales que están siendo descritas. Como explicamos, aunque la mayoría cree que Cristo habló en parábolas para ilustrar Su significado, Él dijo lo contrario en Marcos 4:10-12, cuando estaba discutiendo la parábola del sembrador y la semilla. La razón real por la que Cristo habló en parábolas fue para ESCONDER Su significado. ¡Lo mismo es cierto de los símbolos! Es el uso de estos símbolos en Apocalipsis 6 lo que mantuvo la profecía cerrada — ¡sellada!
Si usted lee el relato en Marcos, encontrará que Cristo explica la parábola del sembrador privadamente a Sus discípulos. Esto es exactamente lo que Él hizo en Mateo 24. Él explicó privadamente a Sus discípulos de entonces, y para Sus discípulos del tiempo del fin, el significado de los símbolos de Apocalipsis 6.
Cuando los discípulos quisieron entender los eventos que precederían el Regreso de Cristo, ellos le preguntaron a ÉL, no a algún clérigo o teólogo mal informado, quien no habría tenido idea de lo que se estaba hablando.
Usted puede hacer lo mismo. Cristo es “el mismo ayer, hoy y por los siglos” (Heb. 13:8). ¡Lo que Él les reveló a los discípulos mucho tiempo atrás es igual de verdadero para nosotros hoy! Y los eventos están profetizados a ocurrir en nuestro tiempo. Por lo tanto, si los discípulos del primer siglo deseaban saber la respuesta a su pregunta de Mateo 24:3, ¿cuánto MÁS deberían los discípulos de hoy querer entender claramente lo que afectará directamente sus vidas?
Entienda un punto final acerca de la explicación de Cristo sobre la apertura de los sellos. Cada uno representa una tendencia profética que comienza y permanece continua desde el momento en que se abre, todo el camino hasta Su Segunda Venida.
En II Corintios 11:13-15, Pablo registró cómo los falsos ministros (o falsos cristos) hacen su trabajo — engañando, defraudando y causando que vastos números de personas acepten los cristos falsificados (vs. 4). Si bien esto ha estado sucediendo por 2.000 años, ¡todos — excepto los pocos a quienes Cristo les está revelando Su preciosa verdad — están completamente inconscientes de ello! Esto incluye la engañosa mala interpretación del libro completo de Apocalipsis. (Lea nuestro folleto El caballo blanco — “Muchos vendrán en mi nombre…” para ver una explicación mucho más detallada del caballo blanco.)
Los falsos ministros y los engañadores fueron profetizados para engañar a los “muchos” — no a los “pocos”.
Casi inmediatamente después de la muerte y resurrección de Cristo, los falsos ministros y los engañadores entraron a Su rebaño verdadero. Ésta es la verdadera razón por la cual Él le advirtió a cada una de las siete eras en los capítulos dos y tres con mensajes separados.
El segundo sello — GUERRA
Cuando se abre el segundo sello, aparece un caballo rojo: “Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente, que decía: Ven y mira. Y salió otro caballo, bermejo; y al que lo montaba le fue dado poder de quitar de la tierra la paz, y que se matasen unos a otros; y se le dio una gran espada” (Apo. 6:3-4). Al igual que Cristo en Apocalipsis 19, la espada aquí se ilustra como un instrumento de guerra y para dar muerte.
Este caballo y su jinete “quitan la paz de la tierra”. Lo opuesto a la paz es la guerra. Cuando se remueve la paz, la guerra es lo que permanece. Esto representa las “guerras y rumores de guerra” a las que Cristo se refería en Mateo 24:6.
Las guerras han continuado y empeorado considerablemente desde el tiempo de la profecía de Cristo. Pero esta parte de la asombrosa visión de Juan tiene las implicaciones más graves para todos los que hoy están vivos en la tierra.
Este jinete representa la terrible destrucción de la guerra mundial. En la profecía paralela de Mateo 24, la guerra sigue inmediatamente a la religión falsa. Al final de la era, el potencial para la devastación en la guerra se ha vuelto tan grande, que tiene el poder de quitar la paz no sólo de de dos o más naciones, sino ahora “de la tierra”.
Sólo en la era moderna han estado disponibles tan terribles armas de destrucción masiva. El siglo XX vio las dos guerras más devastadoras en la historia, con la 2° Guerra Mundial mucho más destructiva que la 1° Guerra Mundial.
Estamos ahora en el último receso — intermedio — que precede al momento de la guerra verdaderamente más grande, que está profetizada a exceder a cualquier otra del último siglo. Una humanidad rebelde y pecadora pronto alcanzará el fin de su soga. Hemos alcanzado un tiempo cuando el potencial de la guerra no puede empeorar, pero ahora puede borrar toda la vida de la tierra en una explosión final de completa destrucción — si Cristo no interviene y “acorta” los eventos (vs. 22). (Lea nuestro folleto gratuito El caballo rojo – “Y oiréis de GUERRAS…” para entender más profundamente sobre lo que Cristo quiso decir con esta advertencia.)
Pero el patrón de la historia es que el hambre siempre sigue a la guerra. Es por esto que el hambre (el tercer sello) le pisa los talones a la guerra (el segundo sello).
El tercer sello — HAMBRE
El tercer sello se abre y aparece un caballo negro, símbolo del hambre: “Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo negro; y el que lo montaba tenía una balanza en la mano. Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino” (Apo. 6:5-6).
Esto representa una hambruna mundial extrema, más allá de cualquier cosa que la civilización haya visto alguna vez. Esta condición devoradora se está apoderando de todo el mundo en una manera extraordinaria. El hambre es ahora mucho peor de lo que la mayoría se imagina. (Lea nuestro extenso folleto gratuito: El caballo negro – “Y habrá hambres…”)
El cuarto sello — ENFERMEDADES
La apertura del cuarto sello revela un caballo amarillo, el cual representa pestilencia o enfermedad: “Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente, que decía: Ven y mira. Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra” (vs. 7-8).
Este caballo es descrito como amarillo porque está enfermo. Éste obviamente representa enfermedad — ¡pestilencia! Invariablemente, la guerra lleva al hambre — y la desnutrición resultante lleva a la enfermedad. Nuevas enfermedades, o las antiguas empeoran, parecen estar apareciendo casi a diario. La tasa de muerte por enfermedad alrededor del mundo es asombrosa — ¡ahora más de un cuarto de millón mueren cada día! Como con el cumplimiento de los otros sellos, hay mucha más información disponible sobre enfermedades que empezaría a encajar en este folleto. (Lea nuestro folleto gratuito y bien investigado: El Caballo Amarillo – “Y habrá pestilencias…” para entender más acerca del creciente sufrimiento mundial en el despertar del caballo amarillo.)
El quinto sello — LA GRAN TRIBULACIÓN
La apertura del quinto sello no revela un caballo. En su lugar, da una breve visión en conjunto del pronto venidero peor tiempo de problemas mundiales en la historia (Mat. 24:21) — ¡la Gran Tribulación!
De nuevo, muchas profecías tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento explican y describen este período. Esta serie de eventos mundiales será verdaderamente colosal en naturaleza — y explicarla exhaustivamente implica más que el espacio disponible en este folleto.
Por supuesto, las más terribles guerras, hambres y enfermedades que aun están por delante. Éstas se intensificarán grandemente antes que comience la Gran Tribulación. Aún así, recuerde que, después que Cristo hubo descrito los primeros cuatro sellos, más los terremotos, Él concluyó: “Y todo esto será principio de dolores [dolores de parto o tribulación]” (Mat. 24:8). Estos están muy lejos de ser el fin del asunto.
La siguiente cosa que sigue a estos eventos y condiciones de inicio es la Tribulación. Pronto comprobaremos esto.
Pero primero necesitamos explicar otro aspecto importante de lo que significa la Tribulación.
He aquí lo que Cristo les dijo a Sus discípulos que ocurriría a continuación: “Entonces [ellos] os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de Mi nombre” (Mat. 24:9).
Ahora entienda algo. Dos pronombres aparecen en este pasaje — “ellos” y “vosotros”. Cristo hizo esto por una razón muy específica. Siempre que se estaba refiriendo a los verdaderos cristianos, Él habló de “vosotros”. Aquellos que eran engañadores y no eran de la verdad — los muchos que están falsamente convertidos — a menudo son mencionados como “ellos” u otro pronombre similar.
Algunas veces el término “vosotros” también puede referirse a Israel o Judá como nación, o a ellos y a los verdaderos cristianos. Siempre que el pasaje está hablando nacionalmente, se está refiriendo ya sea a Israel, o a Judá, o a ambos. Cuando lo juntamos con Marcos 13 y Lucas 21, es bastante obvio que Cristo se está refiriendo a ambos.
El martirio final de los santos
Antes de continuar con más de la explicación de Cristo en Mateo 24 acerca de la Tribulación, necesitamos leer la descripción de Juan sobre el quinto sello: “Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra? Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos” (Apo. 6:9-11).
El quinto sello describe el martirio de los verdaderos santos (junto con vastos números de las naciones de Israel y Judá). Esto ocurre durante la Tribulación. El versículo 11 es una instrucción simbólica de los mártires de la Edad Media, para que esperen este último martirio del tiempo del fin.
El contexto se desarrolla con las almas haciéndole una pregunta a Dios.
Algunos citan estos versículos para validar tanto la doctrina del alma inmortal y que los salvos van al cielo — y así pasan por alto el punto completo de lo que Cristo está revelando. Ellos, obviamente, tampoco ponen este versículo con la explicación de Cristo en Mateo 24:9.
Esta descripción no es literal, sino más bien simbólica, como lo es mucho de Apocalipsis. Nadie cree que esos cuatro caballos son literales. Es obvio que son simbólicos y parte de una visión. Un estándar consistente debe ser usado, sin escoger al azar que pasajes son literales y cuáles son parte de una visión.
En visión, a Juan se le mostró una vista preliminar de un evento futuro (“después de estas” 4:1). Puesto que Juan estaba “en el espíritu” a medida que los sellos fueron abiertos (vs. 2), los eventos que él atestiguó no estaban ocurriendo realmente cuando los vio. Esos eran pre- visualizaciones celestiales de cosas que sucederían posteriormente en la tierra.
Tras la apertura del quinto sello (Apo. 6:9), Juan dice: “…vi bajo el altar [en la base] las almas de los que habían sido muertos”.
Recuerde, en la visión, a Juan le fue mostrado el futuro. Un largo período de martirio había tenido lugar (hasta y a lo largo de la Edad Media). Un martirio posterior (la Gran Tribulación) aún está por ocurrir en nuestro tiempo. Las almas de quienes ya estaban “muertos” fueron los cristianos martirizados a través de las eras. A estos primeros mártires se les fue dicho que: “…descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos” (vs. 11).
Muchos del pueblo de Dios en el tiempo del fin se han apartado parcialmente de estar cerca de Él, o tan encendidos por Su verdad y Su obra como deberían estar. Ellos no han estado orando, estudiando, ayunando, meditando y buscándole en una base diaria como deberían. Esto les ha permitido a muchos ser engañados y caer en diversas doctrinas falsas. Sólo la Tribulación despertará a estos hermanos — ¡e incluso entonces sólo a la mitad de ellos (Mat. 25:1-12)!
Durante la Tribulación, habrá una gran persecución religiosa. Cristo fue muy específico sobre esto en Mateo 24: “Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, [la anarquía — ocurriendo a nivel mundial], el amor de muchos se enfriará [Rom. 13:10; I Juan 5:3]. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo… Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá… Porque se levantarán falsos cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos” (vs. 10-13, 21, 24).
¡Los escogidos deben permanecer en guardia!
Esta es una profecía muy específica acerca del gran engaño que seduce a “muchos”. Las “almas bajo el altar” esperan el castigo de Dios de los grandes poderes gubernamentales que los persiguieron, cuando Dios “vengue [su] sangre”.
Todos los verdaderos cristianos, pero tibios, tendrán que sufrir este martirio final (Apo. 3:14-22). Aquellos cristianos fieles que fueron asesinados previamente deben continuar “descansando” (manteniéndose “dormidos” en sus sepulcros — Efe. 5:14; I Cor. 11:30) hasta que otros se unan a ellos en este martirio final.
Las “almas” (los santos muertos) clamando “vengas nuestra sangre” (Apo. 6:10) es comparable con la sangre de Abel (su vida — note Lev. 17:14) clamando a Dios desde la tierra (Gén. 4:10). Puesto que ni la sangre ni los muertos hablan (Sal. 115:17; Ecl. 9:5, 10), el significado es simbólico y no literal.
En Mateo 24:9-10, Cristo estaba describiendo realmente un martirio final aún por ocurrir entre Su pueblo. Por lo tanto, las “almas bajo el altar” representan a aquellos esperando un martirio futuro de los santos tibios. Ellos son aquellos de la séptima y última era (Laodicea) mencionada antes, y descrita en Apocalipsis 3:14-22.
Invasión y cautiverio
La Tribulación incluirá también la invasión y el cautiverio de las “diez tribus perdidas” de los descendientes modernos de Israel y Judá (la nación moderna de Israel).
Reconozca que Dios a menudo trabaja proféticamente a través del principio de la dualidad. Muchas profecías funcionan de esta manera. Por ejemplo, I Corintios 15:21-22 muestra que Adán fue un tipo de Cristo, y viceversa.
Casi todos desconocen que algunas profecías tienen primero un cumplimiento antiguo, luego uno típico y finalmente un gran cumplimiento final. Esto ocasiona terribles problemas para aquellos que están tratando de entender y explicar las profecías. Los resultados son siempre mezclados y confusos.
En Mateo 24:2, Cristo profetizó que el templo sería destruido por completo, sin que quedase piedra sobre piedra. Esto ocurrió en los años 69 y 70 D.C. a la nación de Judá, como un tipo anticipado de un cumplimiento final, muy sorprendente al final de la era.
He aquí cómo describió Cristo este gran cumplimiento final de invasión nacional, guerra y cautiverio: “Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! porque habrá gran calamidad en la tierra, e ira sobre este pueblo. Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan” (Lucas 21:23-24).
Esto describe un tiempo de un temor, terror y horror verdaderamente grande para los pueblos modernos y naciones de Israel. (Lea nuestro libro gratuito América y Bretaña en profecía para aprender más sobre quiénes son y dónde están hoy esos pueblos, y por qué están ellos profetizados a atravesar un castigo nacional tan grande.)
Debemos examinar ahora una inserción de la profecía que precede y conduce a la Gran Tribulación. Ésta explica por qué usted está leyendo este folleto: “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mat. 24:14).
El verdadero evangelio es acerca del reino de Dios. Los hombres han ideado muchos evangelios falsos, pero Cristo predicó un mensaje acerca de un pronto venidero gobierno mundial a ser establecido a Su regreso. Esta Obra está predicando esta maravillosa verdad, y acerca de cómo la Ley de Dios espiritual y perfecta será pronto establecida en todas las naciones. Ésta es la maravillosa buena noticia mencionada anteriormente — la palabra “evangelio” significa buenas noticias. ¡Cuando nuestra tarea esté completa, “entonces vendrá el fin!” (Lea nuestro folleto gratuito ¿Cuál es el verdadero evangelio?)
El mundo ahora nada sabe de la Ley de Dios porque ha rechazado al Dios verdadero. Esto lo ha dejado cortado de Él (Isa. 59:1-2; Jer. 5:25). Como resultado, un castigo terrible debe ocurrir antes de que el reino de Dios sea establecido.
Aunque aún hay tiempo para anunciar el reino de Dios, el tiempo pronto acabará. Algunos pocos aún se volverán a Dios como resultado de esta Obra, que es un cumplimiento directo de la profecía de Cristo en Mateo 24:14. ¡Que usted “oiga y entienda” mientras aún hay tiempo (Lucas 21:36)!
El sexto sello — SEÑALES CELESTIALES
A continuación viene el sexto sello — las señales celestiales o astronómicas: “Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre; y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento” (Apo. 6:12-13).
¿Cómo sabemos que las Señales Celestiales vienen directamente después de la Gran Tribulación? Aquí están las palabras de Cristo: “E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas” (Mat. 24:29).
Esta es una descripción casi literal, frase por frase de Apocalipsis 6:12-13. El paralelo es inconfundible. Cristo ha interpretado una vez más el sexto sello, y su tiempo, para nosotros. La frase: “inmediatamente después de la tribulación” remueve toda duda acerca de cuándo ocurren las Señales Celestiales.
La llegada de las Señales Celestiales presagia un gran cambio general en la dirección — y velocidad — de los eventos. Esto es comprendido al continuar en Apocalipsis 6, unos pocos versículos después. Note: “Porque el gran día de Su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?” (vs. 17).
Ahí está en un español claro. El Día del Señor, o el Día de la Ira de Dios, sigue al sexto sello. ¡Los cielos y la tierra son sacudidos! ¡Este tiempo revela el asombroso poder de Dios! Esto no se compara con nada que haya sucedido antes, o que vaya a suceder de nuevo alguna vez.
El profeta Joel estaba hablando de este tiempo cuando el asombroso poder y la gran ira de Dios serán desplegados cuando él dijo: “El sol se tornará en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso del Eterno” (2:31).
Algunos han asegurado que esas señales ya han ocurrido. ¡Esto es imposible! Mateo 24 hace claro que todas esas señales siguen — no preceden — a la Tribulación. Además, cuando ocurren, ya sea son seguidas inmediatamente por, o acompañan a la señal de la venida de Cristo (vs. 29-30).
El período terrible de la Ira de Dios está profetizado a durar un año completo — después de los dos años y medio del inicio de la Tribulación. He aquí cómo lo describió Isaías: “Porque es día de venganza del eterno, año de retribuciones en el pleito de Sión” (34:8). Jeremías se refiere a este período como “el año de… castigo” (11:23; 23:12 — vea también Eze. 4:6 y Núm. 14:34).
Un gran terremoto
Note que el versículo 12 habla de un “gran terremoto”. Este terremoto ocurre después del quinto sello, tras la apertura del sexto sello. El tiempo terrible del quinto sello involucra la invasión militar y el cautiverio de los pueblos de las naciones modernas (que sólo son tribus que han crecido) de Israel. Este incluye los dos años y medio de sufrimiento y tribulación sin paralelo — sin comparación en la historia. ¡Esto viene en esta generación — pronto!
Por su propio tiempo y contexto, este terremoto proclama el fin de la tribulación y el inicio de las señales que aparecen en los cielos.
Apocalipsis 6:12 dice: “Miré cuando él abrió el sexto sello, y he aquí fue hecho un gran terremoto; y el sol se puso negro como un saco de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre”.
Este evento también fue cubierto en Mateo 24:29. Vuelva a leerlo: “E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas”.
Lucas 21:25-26 describe este mismo evento: “Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas [tsunamis]; desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas”.
Este terremoto será tan terrible que “cada monte” y “cada isla” será sacudido y cambiado de posición (Apo. 6:14).
Recuerde, ¡este es el tiempo de la gran ira de Dios! Este terremoto será mundial en su alcance. Pero la topografía de toda la tierra no necesariamente será cambiada por un terremoto final. Este proceso parece tener lugar en etapas. Dios lo hará suceder de tal manera que preserve la vida en la tierra, con cada uno de los cinco terremotos finales contribuyendo en algún aspecto de la transformación.
Si sólo un terremoto catastrófico hiciese esto, ello podría amenazar a toda la vida sobre la tierra. Aún así, sólo una décima parte de la humanidad sobrevivirá hasta el milenio. Otra vez, este terremoto anuncia el sexto sello — las Señales Celestiales.
Note la descripción de Isaías de este tiempo: “Aquel día arrojará el hombre a los topos y murciélagos sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que le hicieron para que adorase, y se meterá en las hendiduras de las rocas y en las cavernas de las peñas, por la presencia formidable del Eterno, y por el resplandor de su majestad, cuando se levante para castigar la tierra (2:20-21). Esto es comparable a Apocalipsis 6:15-16.
Todo Apocalipsis 6:14-17 muestra que esta señal representa a los cielos enrollándose juntos como un rollo. Este tiempo será tan terrible que Juan registra a las personas aterrorizadas, escondiéndose en cavernas y rocas y clamando la muerte. El versículo 17 pregunta: “… ¿y quién podrá sostenerse en pie?” ¡Las masas temen enfrentarse a la Ira completa del Único a quien han desobedecido!
Tres eventos mundiales
¡Entienda! ¡La Tribulación y el Día del Señor no son sinónimos! Éstos son eventos diferentes, completamente separados. Las Señales Celestiales vienen en medio de la Tribulación, que precede, y el Día del Señor, que los sigue. (Aunque sólo Mateo 24:21, 29 y Apocalipsis 7:14 usan el término “Gran Tribulación”, al menos treinta escrituras hablan de ella.)
Los líderes religiosos de este mundo están en ignorancia casi completa de cómo vendrán estos tres grandes eventos que sacudirán la tierra — en qué orden aparecen. La mayoría cree que éstos son sinónimos. ¡No lo son!
La tribulación viene primero. “Inmediatamente después de la tribulación” (registró Cristo) vienen las Señales Celestiales. Éstas introducen el Día del Señor (la Ira de Dios), el cual es un período separado de eventos. Hemos visto cómo Joel, Sofonías y Mateo han explicado lo que Cristo le reveló en visión a Juan en la Revelación. Para ahora, estos grandes eventos deberían ser claros.
Cristo también les enseñó a Sus discípulos: “…en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres. Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres…” (Mar. 7:7-8). Hay muchos puntos de vista “tradicionales”, pero incorrectos, de la profecía.
Más y más personas están escribiendo acerca de profecías de las cuales nada saben. Ellos ignoran lo que Dios dice, a fin de promover teorías vacías consagradas por el tiempo — o aun ideas más nuevas y más exageradas. Recién acabo de revisar un artículo en una revista nacional sobre mucho que ha sido cubierto hasta el momento en este folleto. Éste demuestra una ignorancia espantosa aun de los hechos más básicos de las escrituras pertenecientes a las profecías del tiempo del fin. No obstante, el artículo muestra que casi tres de cada cinco americanos (veintenas de millones) creen que la mezclada confusión de ideas a la que hace referencia Apocalipsis pronto se hará realidad, pero sólo de alguna manera inexplicable y misteriosa. Millones de otros cristianos profesos, sin duda porque ya sea que no les importa o están confundidos, ¡rechazan cualquier cosa que tenga que ver con la profecía! De cualquier manera, las personas permanecen ignorantes.
La mayoría de las personas creen que la Tribulación, las Señales Celestiales y el Día del Señor son idénticos — que son uno y lo mismo. Nadie que no pueda distinguir entre estos eventos separados tiene esperanza alguna de entender lo que Dios ha profetizado.
He aquí una distinción importante: El Día del Señor refleja la Ira de Dios. La Tribulación es en realidad la ira de Satanás el diablo. Este ángel caído sabe bien que le queda poco tiempo para permanecer como el dios de este mundo (II Cor. 4:4), engañando a las naciones (Apo. 12:9). Su tiempo casi se ha terminado.
La Tribulación es también la persecución final de Satanás y el martirio de muchos de los verdaderos siervos de Dios que están en una condición tibia. Si ellos permanecen cerca de Dios, Satanás no puede engañarlos y por eso está furioso.
Si usted busca a Dios, no necesita preocuparse acerca de los eventos que pronto van a golpear a todas las naciones. Tome un momento para leer Lucas 21:36. Ésta es una promesa tranquilizadora de parte de Cristo que le exige a usted “velad … orando … que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas… y de estar en pie delante del Hijo del Hombre”. Lea después la sobria descripción de Cristo los versículos previos de cómo esos eventos golpearán “como un lazo” a un mundo completamente desprevenido.
¡La meta de un cristiano es estar en pie delante de Cristo a Su retorno y gobernar con Él cuando el reino de Dios sea establecido!
Capítulo 7: Por qué la ira de Dios es retenida temporalmente
Justo antes del Día del Señor, un ángel retiene temporalmente los cuatro vientos, que explica Apocalipsis 8:7-12 que son las primeras cuatro plagas de las trompetas del séptimo sello. Note ahora: “Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol. Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios. Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel” (7:1-4).
Esta es una escena dramática. Cuatro vientos están a punto de “soplar sobre la tierra” — ¡de devastar su paisaje! (Aunque es simbólico en su lenguaje, las plagas que estos traen serán de lo más real para todos aquellos quienes las sufran). La ira de Dios, que es el comienzo de Su intervención directa en los asuntos mundiales, está a punto de aparecer. Pero es restringida temporalmente. Algo debe suceder primero antes de que esto pueda ocurrir.
Estos vientos son retenidos para que los bien conocidos (pero poco entendidos) 144.000 puedan ser sellados — y la gran (innumerable) multitud pueda estar en pie delante del trono de Cristo usando vestiduras blancas.
Primero, los 144.000 son sellados (7:4-8) con el nombre del Padre (14:1) — y representan 12.000 de cada una de las 12 tribus de Israel. El capítulo 14 añade más sobre ese grupo (vs. 1-5). Obviamente estas son personas convertidas. Ellas son selladas con el nombre del Padre (y el Espíritu Santo “en sus frentes”) porque es así como Cristo oró, en Juan 17:11, para que el Padre “guardara” a Sus siervos. Las iglesias de este mundo obtienen sus nombres conforme a los hombres, a sus doctrinas, a sus ubicaciones, etc. La Iglesia de Dios (en 12 lugares en el Nuevo Testamento) siempre es llamada conforme a Él mismo — ¡Iglesia de Dios!
La innumerable multitud está conformada por aquellos que andan a la deriva, que ahora no atienden las instrucciones de Dios, aunque conocen Sus mandamientos. Éstos “han salido de la gran tribulación” (7:14).
Juan registra lo siguiente: “Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos… Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero” (vs. 9, 13-14).
Muchos conocen hoy la verdad, pero ya sea que no están actuando en base a ella, o sólo están respondiendo a ella en una manera limitada. Veintenas de millones escucharon la voz de Herbert W. Armstrong durante su ministerio de 52 años. Él proclamó con denuedo el verdadero evangelio del reino de Dios y restauró muchas doctrinas verdaderas a la sexta era (Filadelfia) de la Iglesia de Dios. Muchos no escucharon. Ellos fueron “ahogados por los afanes de este siglo”.
Algunos finalmente despertarán durante o después de la tribulación, después de ver el terror de las Señales Celestiales — y después de mucho sufrimiento. Estos eventos estupendos pondrán sobrios y despertarán a muchos antes de que sea demasiado tarde. En completa sumisión, ellos se arrepentirán y se volverán a Dios. ¡La Iglesia de Dios Restaurada está llevando a cabo este ministerio — esta advertencia para todos los que escuchen!
¿Por qué Dios envía plagas?
I Juan 4:8 y 16 dice que “Dios es amor”. Su amor por el mundo es la razón por la que Cristo murió (Juan 3:16). Un Dios bueno, justo y amoroso nunca castiga a las personas sin antes advertirles. Una vez más, usted está siendo advertido.
Cuando Cristo vino a la tierra para anunciar el reino de Dios, Él fue torturado y crucificado. Cada uno de los apóstoles, con la probable excepción de Juan, fue puesto a muerte, a menudo después de encarcelamiento — algunas veces incluyendo tortura.
Tomaría tiempo describir a los profetas de antaño quienes advirtieron a naciones, reyes y pueblos para que se arrepintieran y reconocieran a Dios como soberano sobre sus vidas. Estos hombres fueron puestos en calabozos, forzados a huir por sus vidas, apedreados, aserrados, o de otra manera asesinados de la manera más cruel. Invariablemente, ellos fueron rechazados e ignorados. Noé predicó por 120 años y sólo unos pocos de su familia escucharon.
Este mundo terco, rebelde, buscador de placeres nunca ha escuchado a los verdaderos profetas y siervos de Dios. Con excepción de algunos pocos, esto no cambiará a causa de las palabras de este folleto.
Dios es un padre. Como todos los padres, Él castiga a Sus hijos. Proverbios 3:11-12 dice: “No menosprecies, hijo mío, el castigo del Eterno, ni te fatigues de su corrección; porque el Eterno al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere”.
Estas son las palabras claras de Dios sobre cómo Él trabaja con las personas. Estamos a punto de leer de terribles plagas que serán vertidas sobre un mundo que odia a Dios, que rechaza la verdad, que es voluntarioso y rebelde. Este castigo viene por una razón. ¡Seis mil años de ignorar a Dios han llegado al MÁXIMO — y Dios está lleno de IRA!
Capítulo 8: Las plagas de las siete trompetas
El octavo capítulo describe la apertura del séptimo sello. Recuerde que los siete sellos representan el libro completo de Apocalipsis. Pero, ¿qué es exactamente el séptimo sello?
A medida que es abierto, siete ángeles están en pie delante de Dios y reciben las siete trompetas. Un ángel diferente tomó un incensario “…y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra; y hubo truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto” (vs. 5).
Ese terremoto representa el comienzo de las plagas de las siete trompetas, que comienza el cumplimiento del séptimo sello y el Día del Señor.
Apocalipsis 8:1-2 muestra que el séptimo sello es lo mismo que las siete trompetas: “Cuando abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora. Y vi a los siete ángeles que estaban en pie ante Dios; y se les dieron siete trompetas”.
¡Entienda ahora! Este versículo prueba que todos los siete sellos no son lo mismo que, o iguales a, todas las siete trompetas. Es crítico reconocer esto — y es otra gran clave para entender la revelación. Ahora haga esta distinción importante: (1) El séptimo sello es todas las siete trompetas y (2) la séptima trompeta es todas las últimas plagas o copas. Esto es confuso para casi todos, porque la mayoría cree que las siete trompetas y las siete últimas plagas son sinónimas. Además, las siete trompetas no siguen al séptimo sello — ellas son el séptimo sello. Al simplemente leer con más cuidado se elimina este error.
Las siete trompetas representan siete etapas (Apocalipsis 9:20 las llama “plagas” — pero estas no son las siete últimas plagas, o copas, como veremos).
Recuerde que los cuatro vientos comprenden las primeras cuatro plagas de las trompetas. Apocalipsis 8:3-12 revela que éstas soplan sobre: (1) la tierra, (2) los árboles, (3) los ríos, y (4) el mar, con una tercera parte del sol, la luna y las estrellas afectadas y oscurecidas. El espacio nos prohíbe explicar en detalle el significado pleno del asombroso efecto de esos grandes vientos.
Varios lugares en el Antiguo Testamento muestran que, antiguamente, una trompeta era tocada siempre como una alarma de guerra (Núm. 10:9; Jer. 4:19; Eze. 33:2-6; etc.). Cuando era escuchada, ésta señalaba ejércitos que se aproximaban y el comienzo de la batalla. Israel y Judá siempre iban a la guerra con el sonido de una trompeta.
La quinta y sexta trompetas claramente representan guerra — en dos etapas. Tome nota de otro punto importante. Las últimas tres trompetas, la quinta, sexta y séptima, son sinónimos con los tres ayes (Apo. 8:13). El diagrama a la mitad de este folleto le ayudará a aclarar esto.
El mundo ama la guerra — ¡y la ha practicado por 6.000 años! Y el hombre siempre ha perseguido la guerra bajo sus propios términos. Cuando Dios va a la guerra contra el mundo, Él está escogiendo hablar un lenguaje que los hombres entiendan — y, esta vez, ¡ÉL controla los términos! No obstante, ésta es también Su manera de suplicarle a la humanidad que “¡DESPIERTE!”
Estas siete plagas de trompetas son un castigo verdaderamente atemorizante y horrendo de parte de Dios para aquellos que se mantengan sin responder y en su desobediencia: “Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas [las siete trompetas], ni aun así se arrepintieron de las obras de sus manos, ni dejaron de adorar a los demonios, y a las imágenes de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar” (Apo. 9:20). Obviamente, muchos continúan sin responder después de estas plagas y continúan sirviendo a miles de dioses falsos que se adoran alrededor del mundo.
Capítulo 9: Los tres ayes
El capítulo 9 corresponde completamente a los primeros dos de los tres AYES, la quinta y la sexta trompeta.
En los versículos 1-11, la quinta trompeta, o el primer ay, es descrita como un gran poder que surge de lo que la Biblia llama el “pozo del abismo”. Este, por supuesto, es un símbolo y no un pozo real en algún lugar en la tierra. Apocalipsis 17:8-14 lo interpreta. El antiguo Imperio Romano (con sus siete resurrecciones separadas o cabezas) emerge de este “pozo” una última vez. La sexta cabeza, el resurgimiento por Mussolini de este sistema romano, fue pequeño y relativamente insignificante. ¡El pronto venidero resurgimiento final será mucho más grande!
En 9:11, Juan llama a Satanás “un destructor”, refiriéndose a él como un “rey sobre ellos” — un sistema de personas dirigido por una figura falsificada, de alcance mundial, que pronto aparecerá, justo antes del regreso de Cristo. La palabra hebrea Abaddon significa “Satanás”, y la palabra griega Apollyon, también usada aquí, significa “un destructor”. Entender a Satanás como un destructor establece el escenario para la próxima escritura.
Los versículos 13-21 describen el segundo ay. Abra su Biblia y lea estos versículos. En ellos, un ejército de 200 millones de “jinetes” ataca y repele temporalmente al sistema europeo guiado por el súper dictador final conocido como la “bestia”. Estas multitudes orientales (Eze. 25:4, 10), probablemente guiadas por Rusia o China, y aliadas con la India y Japón, componen el ejército de 200 millones de hombres.
El profeta Ezequiel describe los mismos eventos de Apocalipsis 9:13-21, revelando más: “Y te quebrantaré, y pondré garfios en tus quijadas, y te sacaré a ti y a todo tu ejército, caballos y jinetes, de todo en todo equipados, gran multitud con paveses y escudos, teniendo todos ellos espadas…Vendrás de tu lugar, de las regiones del norte, tú y muchos pueblos contigo, todos ellos a caballo, gran multitud y poderoso ejército” (38:4, 15). (Vea también Joel 2:4.)
La referencia a caballos y jinetes es obviamente una representación de un ejército inmenso. Sí, 200 millones es ciertamente “un poderoso ejército”. Con toda probabilidad, este es un ataque por las hordas (ejércitos) rusas y del norte de Asia contra lo que es llamado la Bestia y Babilonia (Apo. 17 y 18). Jeremías 50 y 51 e Isaías 13 y 14, y 47 y 48 describen a este sistema venidero y su destrucción.
¡Las fuerzas sobre la tierra se están formando aun ahora, para que puedan entrar en juego en el momento preciso dentro del Plan de Dios!
Capítulo 10: El librito
El capítulo 10 es casi completamente sobre un “librito” que está en la mano de un “ángel poderoso”. Este librito es “dulce como la miel” en la boca de Juan, pero “amargo” en su vientre. Esto es casi ciertamente una referencia al libro de Ezequiel, quizá en conjunción con el propio libro de Apocalipsis.
La parte más importante es el versículo 7, el cual explica que el séptimo ángel (que suena al final del capítulo 11) trae la consumación del misterio del plan de Dios como fue declarado por todos Sus profetas.
El versículo 11 revela que el mensaje del librito y del libro de Apocalipsis, había de ser llevado por alguien (no Juan, porque él nunca hizo esto) a “pueblos, y naciones, y lenguas, y reyes”. Para que esto sucediera nuevamente, tenía primero que ocurrir en un primer cumplimiento. Esto ocurrió, y ahora está sucediendo “otra vez”.
Capítulo 11: Los dos testigos
Los primeros 13 versículos contienen una descripción de los últimos dos siervos de Dios del tiempo del fin conocidos como los Dos Testigos. Interpretaciones ridículas, y aun una película de Hollywood, han traído mucha confusión sobre quiénes son estos hombres.
Estos dos grandes “profetas” (vs. 10) testifican por tres años y medio antes de ser asesinados por la bestia, el último líder del resurgimiento moderno del Imperio Romano (vs. 7). Una vez más, Apocalipsis 13 y 17, y Daniel 2 y 7 describen este sistema. La identidad de estos dos individuos es desconocida. Sin embargo, cuando ellos ya entren en escena, será claro que el regreso de Cristo es inminente.
A estos hombres les es dado un poder extraordinario para realizar milagros y son protegidos de daño — hasta que Dios permite su muerte a fin de resucitarlos como testimonio contra la impotencia de aquellos que los asesinaron. Si alguno trata de dañarlos y de interferir con su ministerio, “…sale fuego de la boca de ellos, y devora a sus enemigos” (vs. 5).
Esto es comparable al poder que le fue dado a Elías, como se demuestra en II Reyes 1:9-15. A estos profetas les será dado poder para traer sequía y hambre sobre la tierra, al igual que hizo Elías (I Reyes 17:1-7; Lucas 4:25). Ellos también serán capaces de golpear la tierra con plagas (vs. 6).
Cristo llama a estos profetas “MIS dos testigos” (vs. 3). Combine esto con Zacarías 4, que se refiere a los dos testigos varias veces, culminando con el versículo 14: “Y él dijo: Estos son los dos ungidos, que están delante del Señor de toda la tierra” (Apocalipsis 11:4 confirma de quiénes está hablando Zacarías 4:14). Este versículo revela que ellos tienen una relación especial y directa con Cristo. Los tres “están juntos”. Los Dos Testigos se reportan a Cristo directamente.
Dios siempre trabajó directamente con los profetas a través del Antiguo Testamento. Cristo, el Dios del Antiguo Testamento (I Cor. 10:4), siempre habló cara a cara — se comunicó directamente — con aquellos a quienes Él estaba usando. Con pocas excepciones, usted notará un patrón a lo largo de los profetas mayores y menores. Cada uno comienza con frases como “La Palabra del Señor vino expresamente a Ezequiel…” o “Las palabras de Jeremías…a quien vino Palabra del Señor …” o “La Palabra del Señor que vino a Miqueas…” y así sucesivamente. Cristo trabajó directamente con todos estos profetas. Algunas veces Él también se presentaba como Melquisedec cuando hablaba cara a cara con los patriarcas y con otros.
Cuando se considera el rol que juegan estos hombres, debería ser aún más claro por qué ellos trabajan tan cerca de Cristo. Fuego sale de sus bocas para devorar a sus adversarios. El poder que ellos tienen es tan grande que no pueden ser muertos por nada ni por nadie por tres años y medio. Esto por sí solo los hace únicos de todos los profetas previos. Además, ningún otro profeta permaneció sin enterrar por tres días y medio y después fue resucitado — o fue percibido por el mundo como que los “atormentaba”. ¡Tan sólo estos puntos, por sí mismos, muestran que estos están lejos de ser profetas ordinarios!
Los Dos Testigos llevarán una advertencia final a los líderes gubernamentales de este mundo — por lo cual ellos serán martirizados. El mundo se regocijará al ver sus cadáveres, los cuales permanecerán expuestos en las calles de Jerusalén por tres días y medio (vs. 9-10). Pero todos serán golpeados con tremendo temor cuando ellos sean levantados a la vida física y levantados en una nube (vs. 11-12).
Esos hombres aún no han aparecido. ¡Cuando lo hagan, lo hará la Tribulación! Ninguno llegará de la forma que sugiere la opinión popular. Muchos cristianos profesos creen que ellos van a abrazar a estos dos hombres con emoción y regocijo. Sin embargo, en realidad, la Biblia muestra que la mayoría casi ciertamente los asumirá como la bestia final y el falso profeta obrador de milagros — ¡y así, la bestia y el Falso Profeta podrán entonces ser recibidos como los Dos Testigos! Tal será el poder del último engaño del diablo — ¡y el “pensamiento profético popular” está preparando ahora al mundo “cristiano” para el ENGAÑO MASIVO (II Tes. 2:10-11)!
Otro terremoto
Después que los Dos Testigos son resucitados, ocurre otro gran terremoto. El tiempo de este terremoto es antes del tiempo de la séptima trompeta, el regreso de Cristo y la primera resurrección (I Cor. 15:51; I Tes. 4:16).
Note Apocalipsis 11:12-13: “Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía [a los Dos Testigos]: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube; y sus enemigos los vieron. En aquella hora hubo un gran terremoto, y la décima parte de la ciudad [Jerusalén] se derrumbó, ypor el terremoto murieron en número de siete mil hombres; y los demás se aterrorizaron, y dieron gloria al Dios del cielo”.
Ese terremoto en particular precede y anuncia el evento más importante en la historia de la humanidad — ¡el regreso de Cristo!
Sin duda, este terremoto es Dios puntualizando el fracaso del mundo para destruir permanentemente a estos siervos. También parece estar centrado principalmente en el área de Jerusalén, pero aún podría ser mundial en alcance.
Este terremoto no puede ser el mismo descrito en Zacarías 14:4, porque todas las naciones aún no se habrán congregado (la sexta copa) para la Batalla del Gran Día del Dios Todopoderoso (el tiempo de la última plaga, o séptima copa — Apo. 16:17-21).
La séptima trompeta o el tercer ay
Recuerde, la séptima trompeta equivale al tercer ay. ¡Pero estos también son sinónimos con las siete últimas plagas! El capítulo 11, versículos 15-19, las describe y junto con el 15:1, prueban la última declaración.
Ahora note el versículo 15: “El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y El reinará por los siglos de los siglos”.
Tanto I Corintios 15:52 como I Tesalonicenses 4:16 hablan de este momento. En estos versículos, Pablo declara que Cristo viene a la “trompeta de Dios” y a la “final trompeta”. Mateo 24:31 habla del mismo evento usando “una gran voz de trompeta”. Todas estas son referencias a la séptima trompeta.
Con este evento, ha llegado el momento más grande en toda la historia. A Su glorioso regreso, Cristo reemplaza a todos los poderes y leyes humanos con las Suyas. Todos los gobiernos de hombres — incluyendo aquellos de cada país grande y pequeño sobre la tierra hoy — son hechos pedazos y reemplazados por el gobierno de Dios. ¡Ecuanimidad, justicia y paz, finalmente llegan a un planeta enfermo y quebrantado!
Por supuesto, la séptima trompeta trae el establecimiento forzado del gobierno de Cristo, basado en las leyesde Dios, sobre las naciones. Pero ellas no están felices de ver a este Cristo — ¡ellas están “airadas” (vs. 18)! Las naciones habrán llegado a creer y confiar en un sistema falsificado y muchos habrán esperado ser “arrebatados” a la seguridad por un cristo falso, no el de la Biblia.
Aun el cristianismo profeso, mientras pretende que Dios gobierna “en los corazones de los hombres”, en realidad no ha querido verdaderamente ser gobernado por Él. Tampoco lo ha querido el mundo, que aborrece Su Ley (Rom. 8:7). La humanidad ha rechazado el único camino a la paz, felicidad, abundancia y prosperidad universal. De una manera terrible y final, las siete últimas plagas obtienen la atención del mundo. Ellas señalan que Jesucristo es rey de reyes — ¡y Él está a CARGO ahora!
Él quiere que el mundo sepa que Él está próximo a salvar a la humanidad de sí misma.
Aún otro terremoto
Este terremoto ocurre después que ha sonado la séptima trompeta (Apo. 11:15). Este es el tiempo de la Segunda Venida de Cristo: “…y hubo grandes voces en el cielo, que decían: “Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de Su Cristo; y Él reinará por los siglos de los siglos”.
El versículo 19 dice: “Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de Su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo”. Este terremoto ocurre inmediatamente después del retorno de Cristo y de la primera resurrección, y puntualiza el cumplimiento de estos eventos.
El retorno de Cristo hace posible el cumplimiento de todas las profecías maravillosas que la Biblia predice que sucederían sobre la tierra. ¡Este evento central es el más crucial en toda la historia! Los terremotos, antes y después de éste, subrayan su trascendental importancia en el Plan de Dios. Ningún otro evento lleva tal distinción.
Este terremoto resulta también por la propia presencia de Cristo, gobernando ahora en gloria. La tierra literalmente se estremece de felicidad, junto con la creación entera: “Brame el mar y su plenitud, el mundo y los que en él habitan; los ríos batan las manos, los montes todos hagan regocijo delante del Eterno, porque vino a juzgar la tierra. Juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con rectitud” (Sal. 98:7-8).
Como con el séptimo sello, la séptima trompeta está dividida en siete partes. Estas partes son llamadas las siete últimas plagas ¡y éstas “consuman” (Apo. 15:1) — completan — la ira de Dios!
El capítulo 14, versículo 10, revela que las últimas plagas son “vaciadas puras… delante de los santos ángeles y del cordero”. Por supuesto, Cristo es el Cordero de Dios (Juan 1:29, 36).
Antes de examinar estas plagas, comenzando en el capítulo 15, aparecen varios capítulos insertos.
Capítulo 12: La mujer — La Iglesia de Cristo
Los capítulos 12, 13 y 14 representan una interrupción — una inserción — en el flujo general de Apocalipsis. Esto es porque Dios quiere que los lectores estén conscientes de lo que Su verdadera Iglesia — Su pueblo verdadero — estará haciendo por los casi 2.000 años desde la visión de Juan hasta el regreso de Cristo. ¡Dios siempre ha tenido Su Iglesia verdadera — los perseguidos (Juan 15:20; II Tim. 3:12), los pocos (Mat. 7:14; 20:16; 22:14), su “manada pequeña” (Lucas 12:32), que gobernarán con Cristo (Apo. 2:26; 3:21)!
Hemos visto que Cristo será establecido como Rey de reyes y Señor de señores. Pero los santos serán resucitados y se le unirán. El capítulo 12 presenta más directamente a la Iglesia a través de la cual Cristo ha estado preparando a estos otros para que gobiernen con Él.
Juan describe la Iglesia de Dios desde antes del nacimiento de Cristo (vs. 4), a través de Su vida, resurrección y ascensión (vs. 5). Después Él describe los 1.260 años de persecución que esta Iglesia soportó y cómo tuvo que huir a áreas remotas para evitar a los poderes gubernamentales que buscaban destruirla. Pero Cristo prometió que Su verdadera Iglesia siempre existiría (Mat. 16:18) — ¡y así ha sido!
Este es también un capítulo importante en que muestra (Apo. 12:14) que ¡Dios protegerá a Su Iglesia — descrita aquí como una mujer — del horrible tiempo de prueba intensa y severa que pronto caerá sobre este mundo!
Todo Apocalipsis 12 la describe, y los ataques del diablo contra ella. Pronto, un enojado Satanás azotará a la Iglesia de Cristo una última vez, forzándola a necesitar protección: “Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón. Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo”(vs. 13-14). ¡Los fieles de la sexta era de la Iglesia escapan!
El “tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo” son los tres años y medio de la Tribulación y de la Ira de Dios. El versículo 17 muestra cómo el diablo vuelve su atención hacia el “remanente” — la era tibia, explicada previamente.
Entienda. Esta no es la “mujer” representada en el capítulo 17 — ¡ella es representada como una gran ramera (vs. 1)! Esa mujer es una descripción de una gran iglesia falsa, representando al falso cristianismo de este mundo. La mujer del capítulo 17 en realidad persigue a la mujer diferente del capítulo 12, que es la verdadera Iglesia de Dios. El capítulo 12, versículo 17, la describe como aquellos que “guardan los mandamientos de Dios”. ¡Reconocer la diferencia entre estas dos mujeres es otra clave vital para entender el libro de Apocalipsis!
Capítulo 13: Dos “bestias”
El capítulo 13 describe a una “bestia” simbólica y una segunda bestia con “dos cuernos” (vs. 11). La primera bestia es una descripción del Imperio Romano — un reino político. La segunda bestia de dos cuernos representa a la sede de la gran iglesia falsa que controla a la primera bestia.
Sólo al comparar Apocalipsis 13, 17 y Daniel 7, con Daniel 2, puede usted entender plenamente el alcance y la magnitud de las bestias, y el sistema al que ellas representan. Numerosas escrituras del Antiguo Testamento se refieren a ellas, pero estos capítulos las describen mejor.
(Lea nuestro folleto gratuito ¿Quién o qué es la Bestia de Apocalipsis? para una explicación completa del sistema romano y de la bestia.)
Capítulo 14: Los 144.000
El capítulo 7 presentó a los 144.000, y el capítulo 14 da más detalles sobre su identidad. Los versículos 1-5 dan una descripción de nueve puntos acerca de los que están en pie delante del trono de Dios como “las primicias” (vs. 4) del reino de Dios.
Al igual que cuando Él protegió a Israel de las plagas de Egipto, Dios a menudo protege a Sus siervos. Veremos en el siguiente capítulo que las siete últimas plagas pronto serán derramadas sobre la tierra. Los 144.000, claramente el número de los santos en la Primera Resurrección, están con Cristo en Su reino y por lo tanto son protegidos de estas terribles últimas plagas.
Los tres mensajes angelicales
El capítulo 14 también describe a tres ángeles llevando tres mensajes (vs. 6-11). Examine estos mensajes angelicales, los cuales incluyen una advertencia de no recibir la “marca de la bestia”. ¡Otras profecías muestran que la mayoría ignorará esta importante advertencia!
Aquellos del gran sistema babilónico final serán engañados para recibir la muy mencionada, pero poco comprendida, marca de la bestia. Estos mensajes anuncian la caída de Babilonia a través de las siete últimas plagas y advierten en contra de recibir la marca.
La destrucción final de este sistema es un evento increíble. Como mucho de Apocalipsis, muchos toman frases fuera de contexto a fin de respaldar las ideas falsas y las doctrinas de hombres. El versículo 11 declara: “Y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos”. Muchos rechazan esto como una simple referencia a las almas quemándose para siempre en el infierno y malentienden el punto del contexto.
El marco de tiempo de este evento está aún por venir. Este evento se refiere a “Babilonia” (vs. 8), “…la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones de…su fornicación”. Este es el resurgimiento final, político/religioso, del tiempo del fin del Sacro Imperio Romano descrito también en Daniel 2:42-43 como los “dedos de los pies” y en Daniel 7:7, 24 como el décimo cuerno. Apocalipsis 13 lo describe como el séptimo y último cuerno. Apocalipsis 17:12 lo describe como la séptima cabeza (la cual aún no ha aparecido), que tiene diez cuernos.
Apocalipsis 14:9-10 dice: “Si alguno adora a la bestia [esta resurrección final del tiempo del fin y a su líder] y a su imagen, y recibe la marca … será atormentado con fuego y azufre… delante del Cordero”. En tanto que los participantes en ese sistema de la “bestia” continúen rebelándose en contra de Dios, no recibirán “reposo de día ni de noche” (vs. 11). Esto no dice que ellos se estarán quemando en el infierno por la eternidad. Lo que dice es que una vez que sus cuerpos sean quemados, el humo asciende para siempre. El fuego se extingue por sí mismo, pero los gases del humo continuarán circulando en la atmósfera.
El fuego del que se habla está aquí sobre esta tierra, no en un “infierno que siempre arde”. Malaquías afirma claramente: “Hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en el día en que Yo actúe, ha dicho el eterno de los ejércitos” (4:3).
Apocalipsis 14:12 contiene una descripción de los siervos de Dios, que no tomarán la marca de la bestia. Estos son sólo unos relativamente pocos que guardan los mandamientos en un mundo pecaminoso que ha seguido a un sistema que se ha revelado en contra de Dios. Este versículo explica que sólo la “fe de Jesús” (no simplemente fe EN Jesús) les da a ellos la fortaleza para resistirse a recibir la marca. ¡La típica fe humana no será de valor alguno!
Capítulo 15: Las siete últimas plagas introducidas
Hemos alcanzado ahora la última parte del séptimo sello — que es la séptima trompeta, el tercer ay o las últimas siete plagas (vs. 1). ¡Todos estos cuatro términos representan exactamente la misma cosa! Como hemos visto, ellos son sinónimos. Examinemos ahora lo que ellos significan.
Recuerde del capítulo 11 (vs. 15-19) que el sonido de la séptima trompeta representa el momento cuando Cristo regresa a establecer Su reino. ¡El tiempo es que la ira de Dios ha llegado!
He aquí está lo que Juan escribió: “Y se airaron las naciones, y Tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a Tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen Tu nombre, a los pequeños y a los grandes [la primera resurrección], y de destruir a los que destruyen la tierra” (vs. 18).
Juan registra que las naciones “estaban airadas”. ¡Pero Dios también lo está! Note que dice: “Tu ira ha venido”. ¡Mantenga esto claro! La última parte del séptimo sello, la séptima trompeta, el tercer ay, las siete últimas plagas — las copas — son todos uno y el mismo evento — ¡LA IRA DE DIOS! ¡Es este tiempo que finalmente habrá venido a todos los habitantes que sobrevivan en la tierra!
Note: “Vi en el cielo otra señal, grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas se consumaba la ira de Dios” (15:1).
Antes de que esto ocurra, los versículos 2 y 3 muestran que los santos resucitados cantan alabanzas a Dios. La ira de Dios está a punto de completarse. Si algo está “consumado”, ya no hay lugar para algo más. Esto representa la suma final del castigo de Dios.
Capítulo 16: Las siete últimas plagas (copas) son derramadas
El capítulo 16 describe estas plagas (llamadas copas aquí — vs. 2-4, 8, 10, 12, 17). ¡Ellas reflejan el juicio final de Dios contra el sistema falso, llamado “Babilonia la Grande” (17:5; 18:2, 8, 10)!
La primera copa es derramada sobre la tierra: “…y vino una úlcera maligna y pestilente sobre los hombres que tenían la marca de la bestia, y que adoraban su imagen” (Apo. 16:2). Estos individuos pertenecen al gran sistema falso de iglesia–estado.
La segunda plaga es similar a la que sufrieron los egipcios justo antes del éxodo (Éxo. 7:14-25). “El segundo ángel derramó su copa sobre el mar, y este se convirtió en sangre como de muerto; y murió todo ser vivo que había en el mar” (Apo. 16:3).
Lea usted mismo las siguientes tres plagas. Los ríos y las fuentes se convertirán en sangre; el sol se hará tan caliente que quemará a los hombres con fuego. Las tinieblas y el dolor se volverán insoportables. Ahora note el versículo 11. Después de todas esas plagas de Dios, los hombres aún “…blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por sus úlceras, y no se arrepintieron de sus obras”.
Esta última generación es tan vil, corrupta y desdeñosa, que Dios los sujetará al peor castigo posible — ¡y aún así, ellos no entenderán — ni se arrepentirán!
Cristo comparó estos días con el tiempo de Noé: “Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca” (Mat. 24:37-38).
¿Cómo vio Dios aquel tiempo? “Y vio el Eterno que la malicia de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal” (Gén. 6:5). ¡Estamos entrando de nuevo a ese tiempo!
La importante sexta plaga
La sexta de estas últimas plagas establece el escenario para la batalla final para resistir a Cristo en Su regreso. Fuerzas de maldad espiritual son liberadas para forzar la destrucción y devastación de los habitantes de la tierra.
Note cómo a estas fuerzas se les permite reunirse: “El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Éufrates; y el agua de este se secó, para que estuviese preparado el camino a los reyes del oriente” (Apo. 16:12).
El río Éufrates comienza en Turquía y fluye hacia el sur a través de Siria e Irak, alcanzando finalmente al Golfo Pérsico. Dios hará que este río se seque, permitiendo que los “reyes del Oriente” (guiando al ejército de 200 millones de hombres) crucen fácilmente hacia la Tierra Santa. Esto es sólo un preludio — la colocación del escenario — de eventos aún más significativos por venir.
El versículo 13 continúa: “Y vi salir de la boca del dragón [el diablo, Apo. 12:9], y de la boca de la bestia [el gobernante civil del tiempo del fin, influenciado por el diablo], y de la boca del falso profeta [el líder religioso asociado con el gobernante del tiempo del fin], tres espíritus inmundos en forma de ranas”. En Apocalipsis 17:5, a este sistema se le llama “Babilonia la Grande”.
El versículo 14 dice: “…pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso”. Estos “espíritus de demonios” son ángeles caídos que siguieron a Lucifer (ahora Satanás) en su insurrección contra el Creador (Isa. 14:12-14; Eze. 28:12-17; Apo. 12:4).
¡Note! Este líder será acompañado por un carismático líder religioso, quien ejecutará milagros con el poder del diablo (Apo. 19:20; 13:11-14). Cuando los pueblos de la tierra presencien estos milagros, serán engañados a pensar que este sistema falso es de Dios, ¡y que pueden pelear exitosamente contra lo que percibirán como invasores sobrenaturales! Estos dos hombres sin duda estarán poseídos por demonios (16:13) o por el diablo mismo, llevando a este sistema religioso-político-militar hacia la batalla final.
La batalla del gran día del Dios Todopoderoso
El final y seductor Falso Profeta ¡guiará al mundo a adorar a la bestia como Dios (II Tes. 2:3; Apo. 13:4, 16:12 y 19:20)! Este engaño será tan grande y tan amplio, que ellos aun engañarán a la humanidad para que peleen contra Cristo a Su Segunda Venida (Apo. 16:9, 13-16; 17:13-14).
A la séptima plaga (copa) se refiere comúnmente como la Batalla de Armagedón. Este es un nombre inapropiado. Apocalipsis 16:16 registra que ellos son congregados en un “lugar llamado” Armagedón. En este tiempo, la Bestia y el Falso Profeta están obrando fervientemente sus milagros finales para engañar a las masas (16:13).
El versículo 14 revela que el nombre apropiado de esta batalla es “La batalla del gran día del Dios Todopoderoso” — ¡no Armagedón! Esta es la batalla de DIOS. Ésta no es como tantas famosas batallas de hoy en día que son llamadas según su localidad — tal como Gettysburg, Waterloo, Verdún o Stalingrado. La batalla tiene lugar a 30 millas de Jerusalén. La localidad no es importante — ¡pero el propósito de Dios SÍ lo es!
Dos fuerzas mayores (la Bestia y los hombres de Oriente) verán a Cristo venir en las nubes (Hechos 1:11-12). Considerándolo su más grande amenaza, ellos se unirán, formando una alianza para pelear contra lo que ellos perciben como su enemigo común. Estos hombres estarán enojados. Ellos no se someterán al gobierno de Dios. Ellos pensarán que el verdadero Cristo es realmente el “Anticristo” y “…pelearán contra el Cordero” (Apo. 17:14).
¡No hay ninguna batalla profetizada a ocurrir entre ejércitos humanos! Esta última y decisiva batalla será peleada por ejércitos fuera de Jerusalén (aquellos que se reúnen en Armagedón) ¡contra Cristo y Sus santos!
Un muy grande terremoto final
¡Hay un terremoto final el cual señala que Dios va a la batalla! Este terremoto será el más poderoso de todos los tiempos. Apocalipsis 16:17-18 dice: “El séptimo ángel derramó su copa por el aire; y salió una gran voz del templo del cielo, del trono, diciendo: Hecho está. Entonces hubo relámpagos y voces y truenos, y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra”.
Este terremoto cambia la topografía entera de la tierra. Note en el versículo 20: “Y toda isla huyó, y los montes no fueron hallados”. Éste parece completar el proceso iniciado por el terremoto de Apocalipsis 6:12-14, en el cual “toda isla huyó y los montes no fueron hallados”. Este terremoto se menciona en Zacarías 14.
El versículo 4 dice: “Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur”. Ahí, el versículo 9 dice: “Y el Eterno será Rey sobre toda la tierra…”
Por lo menos tres de los cinco terremotos de Apocalipsis son acompañados por voces, relámpagos y truenos. Estos ocurren en el momento de Apocalipsis 8:5 (al comienzo del Día del Señor), Apocalipsis 11:19 (después del regreso de Cristo), y en el terremoto final de Apocalipsis 16:18 (al final de las siete últimas plagas). (Apocalipsis 6:12 y 11:13 describen los otros dos terremotos)
Para que las voces se oigan en medio de un terremoto, especialmente cuando son acompañadas con relámpagos y truenos, estas voces tienen que ser de ángeles poderosos. (Lea nuestro folleto gratuito Terremotos y volcanes en profecía para aprender más.)
Capítulo 17: La mujer de Babilonia la grande
Los capítulos 17 y 18 son otra inserción que describen al gran sistema romano que es destruido al final del capítulo 16. Estos capítulos dan una descripción más detallada de la gran iglesia universal. La descripción incluye a sus “hijas” rameras (17:5), las cuales han ayudado a engañar a todas las naciones (17:1-2; 18:3).
Muchas profecías del tiempo del fin utilizan términos como cabezas, cuernos, dedos, reyes, etc. Varios capítulos completos deben ser estudiados para aclarar su significado. Estos clarifican las diferentes resurrecciones del mismo sistema romano.
De nuevo, al comparar Daniel 7 con Apocalipsis 13 y 17, se hace claro que hay siete resurrecciones del Sacro Imperio Romano. Seis han venido y se han ido — ¡y la última se está formando ahora! Esta resurrección durará por lo menos tres años y medio, coincidiendo con la Tribulación (Mat. 24:21-22) y la Ira de Dios.
Entienda otra conexión importante a estas resurrecciones del sistema romano. Apocalipsis 17 describe a cada una como teniendo “…una mujer sentada sobre una bestia escarlata, llena de nombres de blasfemia, teniendo siete cabezas y diez cuernos” (vs. 3). Las siete cabezas son siete resurrecciones separadas, con una resurrección final de diez cuernos (compuesta de diez reyes).
Es esta mujer la que propaga el “misterio de iniquidad” mencionado por Pablo en II Tesalonicenses 2:7.
De esta mujer, los versículos 5-6 dicen: “Y en su frente un nombre escrito, UN MISTERIO, BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA. Y vi la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús”. El versículo 1 la llama “…la gran ramera, la que está sentada sobre muchas aguas…”
Detengámonos y preguntemos: ¿Qué son las “muchas aguas”?
Este es un ejemplo clásico de permitir que la Biblia se interprete a sí misma. Catorce versículos más tarde, el término es explicado: “Me dijo también: Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas” (vs. 15). Esto muestra que la influencia de la ramera abarca toda la tierra.
En este caso, el término no fue explicado inmediatamente, pero simplemente al continuar leyendo se revela lo que significa. ¡La Biblia se interpreta a sí misma!
Los versículos 5-6 son una descripción gráfica de una gran iglesia gentil que es un descendiente moderno de Babilonia. Ella es una “madre” de muchas hijas “rameras” que salieron de ella en protesta porque estuvieron en desacuerdo con unas pocas de sus abominaciones. Esta no es una iglesia pequeña, sino más bien una iglesia “grande” gobernando a muchos pueblos. El versículo 2 habla de su “fornicación” con los “reyes de la tierra”. Y el versículo 18 habla de la mujer como “…la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra”. Esta es una gran iglesia que ha buscado influenciar naciones y eventos mundiales. Sólo una ciudad encaja con esta descripción.
Una mujer muy diferente, como la vimos descrita en Apocalipsis 12 como la Iglesia de Dios, ha sido perseguida por esta gran iglesia falsa por casi 2.000 años (17:6). Son sus ministros los que se han “deslizado” en la Iglesia de Dios (Judas 3-4) como “lobos” hablando “cosas perversas” (Hechos 20:29-30) y tratando de arrastrar a las personas de regreso al “misterio” del cristianismo falso.
Daniel 7:19-20 arroja más luz sobre lo que sucede cuando los santos regresan con Cristo. Su primera responsabilidad es remplazar a lo que Daniel llama la “cuarta bestia” (el imperio final de alcance mundial), que gobierna con la asistencia de un “cuerno pequeño”. Este cuerno pequeño es un reino religioso y es lo mismo que la mujer que cabalga las bestias de Apocalipsis 17. Este reino religioso ha gobernado sobre todas las resurrecciones previas, o resurgimientos, del Sacro Imperio Romano.
Los santos habrán soportado tremenda persecución a manos de este “cuerno pequeño” — la mujer. Pero finalmente los santos fieles serán recompensados de una manera increíble: “Y veía yo que este cuerno [el sistema babilónico de Apo. 17:5-6] hacía guerra contra los santos, y los vencía, hasta que vino el Anciano de días, y se dio el juicio a los santos del Altísimo; y llegó el tiempo, y los santos recibieron el reino” (vs. 21-22).
Los capítulos 17 y 18 revelan que Dios destruirá a esta ramera y a sus hijas rameras, de una vez por todas, haciendo que la bestia sobre la que cabalga se vuelva en contra suya (Apo.17:16). ¡Pero primero ella debe “cabalgar” sobre la resurrección final del Sacro Imperio Romano babilónico!
Queda poco tiempo antes que aparezca esta resurrección final, con el maravilloso reino de Dios a surgir poco después (Apo. 19:11-16).
Capítulo 18: El juicio de Babilonia
Este capítulo describe el juicio final y la destrucción de Babilonia. El versículo 17 muestra que su colapso viene rápidamente. Los mercaderes del mundo estarán espantados de cómo este poderoso sistema económico pudo venir tan repentinamente a una ruina tan completa.
¡Las naciones modernas de Israel están engañadas y son parte de ese sistema babilónico! (Jeremías 50:4-8, 13-15; 51:6-9 e Isaías 47:1, 5, 7-9, 11; 48:1, 12, 17-20 lo describen). La antigua Israel estuvo en Egipto cuando Dios derramó Sus plagas. Al igual que Israel, Dios nos llama a salir del “Egipto” de este mundo.
Entienda esta instrucción básica acerca del llamamiento cristiano. El pueblo de Dios no es de este mundo ni de sus sistemas (Juan 17:14-16). Referente a los sistemas religiosos y políticos de esta Babilonia, Dios instruye: “Salid de ella, PUEBLO MÍO, para que no seáis partícipes de sus pecados” (Apo. 18:4). Babilonia significa confusión. Los verdaderos siervos de Dios han salido de este mundo, de sus gobiernos y de su confusión (I Cor. 14:33). Puesto que ellos están separados del mundo, también serán separados y librados de sus plagas.
Capítulo 19: La Cena de Bodas y otra cena
El escenario del capítulo 19 es en el cielo. Muchos ángeles rodean el trono de Dios (vs. 1-2), describiendo Sus “juicios… justos” sobre la gran ramera.
Ahora que ella se ha ido, y Cristo ha regresado, ¿qué sucede a continuación? “Y oí… la voz de una gran multitud… que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos. Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero” (vs. 6-9).
El Nuevo Testamento identifica a la Iglesia como la prometida de Cristo. Varios pasajes revelan esto (Mat. 25:1-10; Efe. 5:23). A Su regreso, en uno de los eventos más asombrosos de toda la historia, ¡Cristo se casará con Su Iglesia!
Apocalipsis 19:11-13 describe a Cristo, y el versículo 14 describe a los “ejércitos” de ángeles uniéndose a Él en los cielos. Los versículos 17-18 muestran que una vasta bandada de aves de presa come la carne de los ejércitos muertos, asesinados en el capítulo 16. A esta otra “cena” se le llama la “cena del gran Dios”.
El capítulo concluye con una descripción de la ejecución de la bestia y del falso profeta en un lago de fuego localizado.
Capítulo 20: Las tres resurrecciones
El capítulo 20 presenta el reinado de Cristo de 1.000 años sobre la tierra. En este tiempo, el mundo verdaderamente será un “paraíso”, puesto que Satanás habrá sido atado y arrojado en el pozo del abismo (vs. 1-3). Este capítulo también explica las tres resurrecciones separadas que son centrales para el Plan de Dios.
Los versículos 4-6 describen la primera resurrección y el reinado de los santos con Cristo por 1.000 años, que usted ahora sabe que ocurre cuando suena la séptima trompeta y Cristo retorna a la tierra.
En Mateo 25, que es en realidad una continuación de la profecía del Monte de los Olivos del capítulo 24, Cristo habla de este trascendental evento. Los ángeles vienen del cielo con Él cuando establece Su reino.
Note el cuadro una vez que Cristo sea establecido sobre Su trono: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con Él, entonces se sentará en su trono de su gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: venid, benditos de Mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (Mat. 25:31-34).
Esta es una escena impresionante y maravillosa. Justo antes de la crucifixión y ascensión al cielo de Cristo, Él dijo: “Y si me fuere…vendré otra vez” (Juan 14:3). Aquí, Cristo da la recompensa a cada uno de Sus santos. Ellos “heredan el reino” con Él y gobiernan por 1.000 años.
Pero debemos hacer una pregunta más grande, más allá de los eventos inmediatos profetizados a lo largo de los primeros 19 capítulos del libro de Apocalipsis: ¿Qué tendrá lugar después del reinado de 1.000 años de Cristo sobre la tierra?
La descripción de otros eventos se encuentra comenzando en Apocalipsis 20:7 y continúa hasta el final del libro. Los versículos 7-9 realmente describen una profecía que pertenece al final del milenio, cuando Satanás es desatado brevemente de su prisión y busca revertir los 1.000 años de paz. El versículo 10 describe su destino.
Comenzando con el versículo 11, los siguientes cinco versículos describen la segunda y tercera resurrección, de las cuales la mayoría tiene poco o ningún conocimiento. Leamos primero: “Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras” (vs 11-12).
Esto ha sido denominado como el Juicio del Gran Trono Blanco, en el que todos los seres humanos que han vivido alguna vez recibirán una oportunidad para la vida eterna. Aquí es cuando toda la humanidad, desde Adán, será resucitada a la vida física por 100 años (Isa. 65:17-25). Todas estas masas serán “juzgadas” mediante la Palabra de Dios — “los libros” de Apocalipsis 20:12. Este juicio no es nada como el supuesto “juicio” que muchos visualizan, donde se cree que las personas en algún momento en el Plan de Dios, “se alinean en el cielo” delante de Él “para ser sentenciados”. El período descrito aquí es un juicio que dura 100 años, y a las personas les es dada una oportunidad plena para responder, o rechazar, el camino de Dios — ¡y la salvación eterna!
Luego el versículo 13 dice: “Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades [la tumba] entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras”. La primera parte probablemente se refiere aún principalmente a la segunda resurrección, pero la última parte se refiere directamente a la tercera resurrección, con el versículo 14 añadiendo:“Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda”.
Cuando habla de nuevo, una segunda vez, de los hombres siendo juzgados según sus obras, claramente se está refiriendo a la tercera resurrección (vs. 14), porque el contexto pertenece al infierno (Gehena) y a la muerte (la idea y la realidad completas de la muerte física y eterna — Apo. 21:4) siendo destruidos en el lago de fuego. Note: “Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego” (Apo. 20:15).
Este último cumplimiento — la tercera resurrección — ocurre en el mismo final del Plan de Dios, el tiempo después que Él le haya dado a cada persona que haya vivido alguna vez una oportunidad completa de calificar para entrar a Su reino.
No habrá escapatoria del resultado final del pecado sin arrepentimiento — la “segunda muerte” en el “lago de fuego”.
Cristo dijo: “Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” (Mat. 25:41). Él explicó que el fuego eterno — el lago de fuego — fue preparado para el “diablo y sus ángeles [demonios]”. En el versículo 46 Cristo continuó: “E irán éstos [los desobedientes] al castigo eterno [no atormentados]; y los justos a la vida eterna”. ¡Aquellos que sean juzgados no aptos — descalificados — para la vida eterna serán arrojados dentro del lago de fuego!
Cuando sean arrojadas dentro al lago de fuego, estas personas irán a través de lo que Dios define como “la muerte segunda”, de la cual no hay resurrección: “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda” (Apo. 21:8). Aquellos lanzados a este lago de fuego después del milenio, serán consumidos para siempre.
¡Que todos teman ese destino!
Cuando el capítulo 20, versículo 10 se refiere a la bestia y al falso profeta siendo arrojados dentro de “un” lago de fuego (19:20), esto es un tipo de la muerte segunda. Ellos serán resucitados en el Juicio del Gran Trono Blanco (Apo. 20:11-13) y recibirán su primera oportunidad de salvación.
Capítulo 21: Nuevos cielos, nueva tierra y Jerusalén
Finalmente, los capítulos 21 y 22 ilustran la última fase del Plan de Dios ¡con el establecimiento de los nuevos cielos, la nueva tierra y la nueva Jerusalén!
Eventualmente, al final de Su Plan, Dios morará sobre la tierra, en vez del cielo. Juan registra el tiempo cuando la nueva Jerusalén vendrá aquí desde el cielo.
El capítulo 21 revela más sobre la finalización del Plan de salvación de Dios, y la purificación de la tierra por fuego (II Pedro 3:10-12). Los versículos 1-3 dicen: “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo [morada] de Dios con los hombres, y El morará con ellos; y ellos serán Su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios”.
En este tiempo, la tierra será la sede del gobierno de Dios. Este gobierno continuará creciendo, literalmente sin fin. Tome tiempo para leer Isaías 9:7 y Lucas 1:33.
El plan maestro de Dios abarca la eternidad. Aquellos que entren a Su reino no estarán ociosos. Ellos estarán activos y serán productivos — y ¡continuarán cumpliendo Su propósito! Hebreos 2:6-8 explica que Dios finalmente colocará al hombre en autoridad sobre “todas las cosas” — el universo entero. (Lea nuestro folleto gratuito ¿Cómo la religión lo engaña a usted acerca de su increíble futuro? para ver esto explicado a profundidad.)
Es difícil captar la gloria y la magnitud de lo que estaremos haciendo por la eternidad. Pero Apocalipsis 21:5 nos da un indicio: “He aquí, yo hago nuevas todas las cosas”.
Capítulo 22: Promesas y advertencias
En el versículo 7, Cristo dice: “¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro”. ¡Vuelva a leer esta promesa hasta que se sumerja en ella!
Lea ahora los versículos 18-19, los cuales dan una advertencia directa a cualquiera que añada o quite algo ya sea de este libro, o de las Escrituras en general. ¡Lea de nuevo esta advertencia hasta que se sumerja en ella!
El versículo 15 describe a aquellos quienes, no dispuestos a arrepentirse de sus estilos de vida degenerados, nunca estarán en el reino de Dios: “Mas los perros [ministros falsos] estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira”. Vea también Gálatas 5:19-21.
Hay urgencia en las palabras de Cristo a través de Apocalipsis 22. Por segunda vez, Él dice que vendrá otra vez, pero esta vez revela lo que Él traerá consigo: “He aquí Yo [Cristo] vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra” (vs. 12; también vea I Cor. 15:50-54). Cristo viene a la tierra, trayendo con Él las recompensas para cada santo — no de otra manera. ¡Los salvos no van al cielo!
Las últimas palabras de Cristo en Apocalipsis son: “El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús” (vs. 20).
Dios le ayude a usted a atender la advertencia de este libro y a recibir recompensa de Cristo cuando Él regrese — ¡PRONTO!
Una gran profecía está siendo cumplida
Para concluir su folleto ¡El libro de APOCALIPSIS por fin explicado!, Herbert W. Armstrong escribió lo siguiente, bajo el subtítulo “¿Dónde estamos hoy en la profecía?”:
“Pero ahora, finalmente, ¿se da cuenta usted de dónde estamos parados hoy? Estamos en la tregua semi-caótica en medio de la segunda y la tercera guerra mundial. ¡Pero una cosa está profetizada para ahora! Uno de estos eventos profetizados está teniendo lugar en este instante. En Su gran profecía del Monte de los olivos, que era la misma llave para los símbolos de Apocalipsis, los discípulos le preguntaron a Jesús en privado cuál sería la señal de Su venida, y del fin de este mundo — ¡el mundo de hoy!”
“Cuando Jesús les dijo de los muchos que irían predicando en Su Nombre, proclamando que Jesús es el Cristo, sin embargo engañando al mundo sobre el Evangelio de Cristo — ese no era el final. El hambre y la pestilencia por venir no eran la señal de Su venida, ni del fin de este mundo. La serie de guerras mundialesno era la señal de Su venida, ni del fin. Es sólo en el versículo 14 de esta profecía donde Él la dio. Deseo que usted note la tremenda relevancia de esto: ‘Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin’ (Mateo 24:14)”.
¡Ahí está! Jesús proclamó el Evangelio del reino de Dios — ¡el cual son las buenas nuevas del mundo de mañana! Pronto, los hombres salieron proclamando a Cristo — ellos se apropiaron de Su Nombre y del prestigio de Su Nombre a fin de engañar al mundo, y de esconder del mundo el mensaje que Cristo trajo. Pero, en este tiempo del fin, cuando el fin de esta era está cerca, este mismo Evangelio del Reino de Dios — el gobierno de Dios — naciendo dentro de la familia de Dios — ¡este mismo Evangelio está siendo anunciado ahora una vez más a todo el mundo! Esa profecía está siendo cumplida…”
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